La petromonarquía se dedica a otras lindezas, como flagelar a Irán, y le importa un bledo que los polvos se conviertan en lodos en Europa.Se dice muy poco o nada sobre Arabia Saudí cada vez que el terrorismo yihadista ataca despiadadamente en suelo europeo. Y paradójicamente, nadie duda -antes y ni después de otro atentado- del papel que juega Riad en el conflictivo tablero de Oriente Medio, de donde llegan los polvos convertidos en lodos. Con su particular visión del Islam -mantenida ahora por el rey Salam (en la imagen), el Golfo ha dado alas a los más radicales, cuando no los ha financiado directamente en su peculiar cruzada contra los chiitas (Irán), la otra rama del Islam. Y sorprendentemente también, ese país es el mismo que destina fondos millonarios para construir mezquitas en Europa, en un juego desigual, porque en su suelo no hay libertad religiosa ninguna, además de otras muchas libertades y derechos humanos, también negados. Y esas mezquitas, por último, no son sólo un semillero para los despiadados sino la vía de infiltración del Estado Islámico y otros energúmenos. Demasiada ingenuidad. Hispanidad redaccion@hispanidad.com