El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha dejado de mostrar su cristofobia ni siquiera en Navidad. No sólo no ha puesto el Belén en La Moncloa, como ya hiciera José Luis Rodríguez Zapatero, sino que en su felicitación, la palabra Navidad brilla por su ausencia y se limita a hablar de ilusión, coraje, igualdad, justicia y prosperidad, deseándonos ¡¡Felices Fiestas!!

Pero no hace lo mismo con los musulmanes, a los que sí felicitó el Ramadán el pasado 15 de junio, siendo ya el ocupante de La Moncloa.

Este desprecio a los cristianos no es nuevo, tristemente, a pesar de que España es un país mayoritariamente católico (el 66% se define así, según el último CIS). Hace unos meses, cuando prometió su cargo lo hizo sin Biblia y sin crucifijo; siendo líder de la oposición, no felicitó la Pascua y en 2017, también usó el manido ¡Felices Fiestas! para felicitar la Navidad, pero sí deseó un feliz Ramadán a los musulmanes. En fin, la esperanza es lo último que se pierde y aunque cabía que se hubiera dejado impregnar del espíritu navideño en La Moncloa, habrá que seguir esperando.