Lean la nota de la Agencia Zenit. Si, han leído bien: niñas que todavía juegan con muñecas utilizadas como esclavas sexuales para los valientes combatientes del Estado Islámico. Nada de ginecólogos, nada de cuidados médicos a la mujer embarazada. La mujer es un objeto de doble uso: como prostituta y como instrumento inevitable para obtener nuevos vástagos. Visto esto, habrá que establecer una nueva forma de perversión diplomática: la de quienes establecen equidistancia entre el Estado Islámico y, por ejemplo, el régimen sirio de Bashar al-Asad. Hispanidad redaccion@hispanidad.com