En menos de un día, secretario de Estado americano ha tenido que rectificar sobre el ingrato trato a los disidentes cubanos, que han sido, ¡vaya por Dios!, el único altavoz durante años de lo que ocurría realmente en la isla. El mal gesto, cargado de complejos, ha sido no invitarles, mañana viernes, a la ceremonia de izado de la bandera americana en la embajada de EEUU en La Habana. ¡Agárrense! a la razón: el espacio es limitado. Un eufemismo como otro cualquiera para no decir, en fin, que Raúl Castro se lo ha pedido porque la presencia de la oposición al régimen hubiera afeado el acto. Y después, el cobardón de John Kerry (en la imagen), para acallar las críticas en su propio país, ha dicho que recibirá y hablará con algunos de ellos en una recepción en la embajada. Hispanidad redaccion@hispanidad.com