El presidente Felipe Calderón invita a los empresarios españoles a sumarse a la oportunidad de invertir en México

Las relaciones empresariales entre México y España son cada día más fluidas. Exportamos libros, invertimos en energía, infraestructuras, etc. Casi todos los sectores, salvo en telecomunicaciones. No lo mencionó el presidente del Consejo Superior de Cámaras, Gómez Navarro. Tampoco el presidente del Consejo Mexicano de Comercio Exterior, Valentín Díez Morodo, quien dio el dato de que tras la firma del tratado de libre comercio México-UE, la inversión se había incrementado en más del 50%.

Desde luego, tampoco lo mencionó el ministro de Industria, Miguel Sebastián, quien destacó que España era el segundo inversor  en México tras EEUU. Infraestructuras, energía, turismo, financiero, también PYMES. Todas, menos telecomunicaciones. Por último, tampoco fue mencionada por Felipe Calderón, quien trató de vender a México como plataforma logística de inversión, comercio y desarrollo.

¿Por qué este despiste? Muy fácil: Telefónica tiene como competidor a Telmex, el antiguo monopolio de telecomunicaciones. Su presidente, Carlos Slim, es el hombre más rico de Hispanoamérica. Y digamos que no entiende demasiado bien las normas de la competencia. Así que mejor ni mencionar la bicha.

Eso sí, Calderón viajará a Barcelona. Ahí se reunirá con la Caixa que recientemente ha entrado a formar parte de Inbursa, la financiera propiedad de Slim. Servirá para limar diferencias, pero también para evitar las hostilidades entre Telefónica y Telmex. No conviene olvidar que Fainé es además de presidente de la Caixa vicepresidente de Telefónica. La Caixa es además accionista de referencia de Repsol. Y la reforma energética es una de las grandes asignaturas pendientes del país. Para evitar cosas tan ridículas como que PEMEX se tenga que venir a España a montar unas refinerías que no se permiten en México. Está en ello. Con permiso de López Obrador.