El reportaje comienza con una declaración de Peter Smedley que asegura: «Mi estado se ha deteriorado hasta el punto de que necesito marcharme pronto».

Y termina con las imágenes del multimillonario británico ingiriendo una dosis letal de barbitúricos, tras lo cual se le ve cómo comienza a respirar con dificultad. Llama a su esposa. Se aferra a su mano. Estas fueron las tétricas imágenes que vieron los espectadores de la BBC, la muerte televisada de este británico de 71 años afectado de una dolencia neuronal que acudió a una clínica suiza para poner fin a su vida. El documental, que duró 60 minutos, fue visto por 1,64 millones de espectadores, el 6,7% de la cuota de pantalla.

El director de cine alemán Oliver Hirschbiegel afirmó: "Es importante subrayar que el suicidio es un acto morboso, decadente y cobarde".

La organización anti eutanasia «Care Not Killing Alliance» calificó el espacio de «propaganda pro-suicidio asistido disfrazada de reportaje». La portavoz de este grupo, Alistair Thompson, acusó a la BBC de no ofrecer una visión imparcial, primando programas en los que se defiende la muerte asistida. También manifestó que este tipo de espacios televisivos tienen el riesgo de crear «un efecto contagio» entre las personas que están en situación vulnerable y que podrían verse animadas a suicidarse. «La BBC tiene financiación pública y tiene la responsabilidad de ofrecer un programas equilibrados», comentó.
Esta polémica no es nueva en el Reino Unido. En 2008, el canal Sky también emitió el suicidio de Craig Ewert, un profesor de universidad que permitió que las  cámaras filmaran el momento de su muerte en otro chiringuito asesino.  ¿Fue  correcto que las cámaras de la BBC mostraran la muerte de Peter Smedley? ¿Está dentro de las competencias de un canal público retransmitir un suicidio asistido con una objetividad que se ha puesto en duda? No es admisible que con dinero público se apoye a la eutanasia.

Sin embargo un taxista inglés, postrado en una silla de ruedas, representa el otro lado de la moneda explicando que ha decidido esperar a que sea la propia naturaleza la que ponga fin al funcionamiento de sus órganos vitales.

Nos encontramos ante la cultura de la muerte que se combate con la cultura de la vida, que se encuentra en el regazo de la familia que le da un sentido trascendental a la existencia.

Clemente Ferrer

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