• La compañía irlandesa envía su mensaje tras el anuncio de privatización por Ana Pastor: está muy interesada en comprar parte del 49%.
  • Y no se corta en argumentos: cuenta en estos momentos, dice, con 3.000 millones de euros de efectivo.
  • Eso sí: dice que hubiera sido mejor una privatización total para, entre otras cosas, bajar las tarifas.
  • Y claro, no hay que olvidar que convirtió las tasas en una amenaza de plantón a AENA y, encima, perdió el pulso.
  • Al final se plegó y en abril volvió a Barajas con la apertura de seis nuevas rutas desde el aeropuerto madrileño.

Ryanair emprendió a principios de abril su vuelta al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, al anunciar la apertura de seis nuevas rutas, con un total de 36 frecuencias semanales. Era un modo de constatar que se había dejado comer el terrero por otras compañías. Pues bien, la misma Ryanair, presidida Michael O'Leary (en la imagen), sorprende ahora con que está "seriamente interesada" en entrar en AENA y comprar parte del 49% -¿va en serio- del capital que Aena Aeropuertos pondrá a disposición de operadores privados, como avanzó el viernes la ministra de Fomento, Ana Pastor.

Michael O'Leary, el extravagante presidente de Ryanair, prometió en abril que sería un buen chico porque, claro, el transporte aéreo en España se estaba recuperando bastante y no era cuestión de dejar que las oportunidades volasen con la misma alegría que lo hace él en sus campañas promocionales.

Y ahora ha sido el director de ventas de la compañía para Europa, Peter Bellew, el que ha dado los detalles del interés de Ryanair. Punto uno: está dispuesta a hacerse con el 21% de Aena destinado a las instituciones o bien con el otro 28% ofrecido a inversores privados. ¿Cómo se come: porque cuenta en estos momentos, dice, con 3.000 millones de euros de efectivo. Vamos que si es verdad lo que dice Bellew, sería lo parecido a meter a la zorra en el gallinero.

Belew confiesa sus intenciones y después pone pegas a Fomento. Dice que hubiese sido mejor la oferta por el 100% -es decir, que el Estado dejara de controlar AENA- y que una mayor entrada de operadores se traduciría en un incentivo para el turismo y, lo más importante para Ryanair, tarifas más bajas y descuentos, que justo por lo que se enfrentó con AENA. Amenazó en su día con un plantón si no le bajaba las tasas sustancialmente. Y, claro, perdió: AENA le contestó, eso sí, de buenas maneras, que eso no era posible.

Mariano Tomás

mariano@hispanidad.com