Cristina López Schlichting tendrá que pagar 3.000 euros de indemnización por asociar a Eroski con ETA.

A estas alturas uno se asombra de pocas cosas pero todavía dispone de vísceras dispuestas a escandalizarse. 

A ver, démosle a la memoria. Recuerdo cuando la Caja Laboral, de cuya plantilla han sido detenidos colaboradores de ETA, aportó la fianza del  inefable demócrata Arnaldo Otegui. Llamé a los servicios de comunicación de la Cooperativa Mondragón y su portavoz oficial tuvo a bien indicarme que yo era peor que ellos por realizar tamañas preguntas capciosas. Es la famosa teoría de la equidistancia que podríamos traducir así: Como resulta que le tengo miedo al etarra, un miserable que puede pegarme un tiro, lo mejor que puedo hacer es volverme contra el otro, contra el que combate al salvaje que tengo al lado y que podría pegarme  un tiro. Todo sea por tranquilizar una conciencia que interpela. La susodicha teoría también es conocida como Síndrome de Estocolmo o, más comúnmente, cobardía. Y este es, precisamente, el problema del pueblo vasco: la cobardía generalizada que ha permitido que una minoría violenta encadene a la mayoría.

Eso por lo que respecta al portavoz del grupo Mondragón, en cuyas tripas se insertan Fagor, Caja Laboral o Eroski. Con el dircom de los hipermercados mi conversación resultó igualmente curiosa. Mi única pregunta consistía en saber por qué tantos hipermercados habían sufrido los bombazos y amenazas de ETA en los años duros de la banda... mientras Eroski permanecía incólume. Nunca encontré una respuesta medianamente satisfactoria.

Sin embargo, Cristina López Schlichting es condenada por decir lo que todo el mundo piensa: que es muy raro, oiga, que Eroski no haya sufrido atentados y el resto sí.

Eroski persigue a los periodistas que no dicen lo que ellos quieren que diga. E insisto: sólo hay dos tipos de personas: las buenas y las malas. Las malas son las que denuncian a la gente, por lo general a la buena gente, ante los tribunales. Las buenas, por contra, se conforman con defenderse con la fuerza de su palabra, por ejemplo Cristina. ¿Qué es lo que pretende Eroski? Una mordaza.

Así que, en solidaridad con Cristina, les propongo consumo inteligente: no compren en Eroski, utilicen otros comercios incluso, si lo prefieren, otras grandes superficies. Tienen ustedes todo el derecho a hacerlo y yo tengo todo el derecho a proponerlo. Lo hago, lo haremos, en defensa de la libertad de prensa y de quienes utilizan a los tribunales para terminar con esa libertad.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com