Sólo la inmensa frivolidad de Carme Chacón, ministra de Defensa del Gobierno Zapatero, puede exhibir -en el diario ABC, edición del domingo 12- esta salida de pata de banco: El Ejército ha pasado de ser temido a admirado en una sola generación.

Ni que decir tiene que el director del rotativo, Ángel Expósito, ha aprovechado la situación para colocar como revelador titular una frase que, sin lugar a dudas, los espabilados asesores de imagen de la ministra considerarán un gran logro, un hallazgo, aforismo marmóreo, brillantez indubitable, de su jefa, cuando es demostración inequívoca de su escandalosa superficialidad y, a la postre, una mentira muy gorda.

Veamos. El sujeto de la frase de la ministra es el pueblo español. Sólo los progres del Zapatismo, progres enlodados en sus tópicos, pueden creerse esa bola. No sé si el pueblo español, más allá de los aledaños del 23-F, ha temido mucho a su ejército, pero lo cierto es que no le admira nada. Si le admirará se enrolaría, y no parece que nuestros jóvenes, a pesar del paro creciente, les dé por la vida militar. Buena prueba de ello es el elevado número de inmigrantes que componen nuestros batallones. Un asunto especialmente espinoso para Ceuta y Melilla, de donde sacamos tiempo a las fuerzas especiales -por ejemplo a la Legión- y donde un tercio de las fuerzas regulares son de origen marroquí y, en caso de conflicto, tal y como ya ha ocurrido en otros episodios de nuestra historia reciente, se volverán contra sus mandos, porque por quien realmente sienten lealtad es por Mohamed VI.

No, el Ejército español ha muerto a manos de gente como su actual ministra de Defensa, progres de medio pelo empeñados en convertirlo en una ONG. Ahora mismo, no es que nuestras Fuerzas Armadas estén desmoralizadas, es que están en liquidación por derribo, y el pueblo al que apela la ministra le importa un comino, especialmente a esa nueva generación que no teme la Ejército. De la misma forma que la sociedad española se muere por falta de hijos, el Ejército se muere por falta de soldados. Un dato: en Burgos hay un Regimiento de ingenieros (habitualmente unos 1.000 hombres, al mando de un coronel) que cuenta con 33 hombres, es decir, que podría estar dirigido por un teniente.

Y no: no es Chacón la tapada de Zapatero para sustituir a Fernández de la Vega (ya he comentado que uno de los secretos mejor guardado en Moncloa es que ZP no soporta la increíble -lo de increíble no es ironía- popularidad de la vicepresidenta primera). Esa es una tesis que promueve con brío su esposo, el conocido liberticida Miguel Barroso, el mentor de La Sexta y del grupo editorial de choque de La Moncloa, siempre obsesionado con cargarse a la prensa independiente de Internet. Pero nada más.

No, ZP desconfía de Carme Chacón por nacionalista catalana. Sólo hay un personaje -dejando a un lado a Felipe González- en el PSOE que puede hacerle verdadero daño a ZP, y ese personaje es el presidente de la Generalitat, José Montilla. ZP teme tanto al PSC como al PP, porque sabe que Montilla hará lo que sea -por ejemplo, lo que ya hizo: estropearle su pacto con CIU- con tal de mantenerse al frente del Gobierno autónomo catalán. Y Carme (pronuncie 'Karma', si no quiere quedar como un faccioso centralista) lleva dentro el virus nacionalista catalán.

Verbigracia: en la misma entrevista, pueden contemplar que Chacón no pronuncia ni una vez la palabra 'patria' -no está mal para una ministra de Defensa- y que alaba a los militares por su defensa de la vida y la libertad de los demás, algo muy positivo, sin duda, pero más propio de jueces y policías que de militares. Una y otra vez, Chacón evita los conceptos de patria y de patriotismo. Y es que los militares deben estar dispuestos a dar su vida por la patria, por España. Y lo digo yo, que no soy especialmente patriota y que hice todo lo posible por librarme de la mili.

Esta cuestión del patriotismo español es mucho más que semántica o ideológica. Es una cuestión de derecho. Porque si nuestra ministra de Defensa no cree en España y en la patria española debe dimitir de inmediato. Su sueldo lo pagamos los españoles, especialmente a ella, porque formamos una patria común, una nación. Y esto no lo digo yo, sino la Constitución de 1978. Una nacionalista no puede ser ministra de Defensa de España simplemente porque es una incongruencia y la incoherencia es la marca de los frívolos.

Todo el deseo del Zapatismo consiste en convertir a las fuerzas armadas en una ONG, pero el problema ni tan siquiera es que ése no sea su cometido, sino que las ONG lo hacen mucho mejor.

No, a día de hoy -y el objetivo puede cambiar según evolucionen las encuestas y, sobre todo, según evolucione la crisis económica- la tapada de ZP es Cristina Garmendia, no Chacón, y el estorbo principal De la Vega.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com