Un tribunal de París ha multado a los diarios Le Monde, Les Echos y al semanario Le Point por publicar fotos de pilotos de carreras que en su indumentaria anunciaban marcas de tabaco. Los tres medios informativos han sido condenados a multas pequeñas, de entre 800 y 1.000 euros, además de satisfacer otros 2.800 euros en concepto de daños y perjuicios a la una organización de ex fumadores que presentó la demanda.

Son cifras menudas, pero todo es empezar. Además, hablamos de Europa, donde la responsabilidad civil está reglada. Si se tratara de Estados Unidos, cualquier tribunal puede encadenar sentencias que simplemente lleven a la quiebra a cualquier compañía.

En este caso, lo que importa es lo que se está condenando. Se condena a un medio por publicar una foto, probablemente de agencia internacional, realizada a muchos kilómetros de allí, en un país con una legislación distinta, y donde el fotógrafo fue a cumplir con su deber: fotografiar al piloto ganador. Si este lleva impreso un anuncio de tabaco, ¿qué puede hacer él? ¿Taparlo con un folio?

En los grandes premios de Fórmula 1, coches y pilotos anuncian marcas de cigarrillos en aquellos países donde no está prohibida la publicidad de tabaco, y cambian su indumentaria y sus chasis, según se trate del gran Premio de Francia o del gran Premio de Bahrein. ¿Cómo retransmitir una carrera de Bahrein, territorio libre, en Francia, territorio libre de humos, sin que le pongan una demanda al canal de TV?

Pues es igual, los jueces conminan a dar la razón a los paranoides. En breves, todos oligofrénicos, aunque, como dice la publicidad del Ministerio de Sanidad español. En el fondo, tú sabes que será bueno para ti. Lo malo es que no acabamos de encontrarle el fondo y, además, la paranoia y el puritanismo son tremendamente contagiosos. Por Internet, para lo bueno y lo malo reducto último de libertad, ya empieza a correr un epitafio al tabaco. Por cierto, que la malsana confusión entre cigarrillo y porro, hace sospechar que el Ministerio de Sanidad ha metido la cuchara en el, por otra parte, jocoso mensaje internetero.

En España, la oligofrenia comienza el 1 de enero, gracias al puritano Gobierno Zapatero.