Teóricamente, según el diccionario, la impunidad es la ausencia de castigo. El desarrollo semántico lea palabra -lo que podríamos llamar el sentido práctico del término-, impunidad es algo más grave: Es actuar injustamente con desfachatez, convencidos de que no habrá castigo.

Uno de los problemas morales más graves de la España actual es ese: que los poderosos actúan con desfachatez, sabedores de la impunidad de la que gozan, tanto cuando engañan como cuando roban o prevarican. Cuando reina la impunidad el Estado de derecho deja de tener sentido alguno. Y lo que es peor, también la justicia. ¿Qué más da que haya leyes injustas si no se cumplen?

Un ejemplo. Recientemente, la Generalitat fue condenada por acoso de una de sus dirigentes a una funcionaria. Era la primera sentencia por mobbing en España a un funcionario público. Uno podría pensare que, tratándose de un ente público, que funciona con dinero de todos, sin sentirse apremiado por el beneficio, podría haberse mantenido, al menos, neutral. Pues no: optó por defender a la jefa, finalmente condenada por el tribunal, y cebarse contra el débil, la funcionaria.

Y se cebó a gusto. De hecho, contrató a una abogada feminista -al parecer, a las feministas no les gustan los maltratadotes pero sí las maltratadoras- como Esther Capella Ferré, quien, sólo por casualidad, es la sobrina del vicepresidente Carod-Rovira. Una abogada privada muy cara pagada por la Generalitat para defender a una directiva agresora de una funcionaria agredida. Insisto: primera sentencia condenatoria en un caso de acoso laboral en una institución pública.

Pues bien, resulta -lo explica muy bien el diario La Mañana, de Lérida) que, tras la condena, la Generalitat ha hecho higas del fallo judicial: no ha abierto expediente a la condenada y, de paso, para mayor mofa, le ha subido el sueldo. En este momento, el reo debe estar hinchando de tanto reír y haciendo mangas y capirotes de todo el proceso. No  es que no se cumplen las leyes, es que no se cumplen las sentencias.

La impunidad es una enfermedad, moral y social, grave, producto del todo vale con tal de vencer al enemigo. Sus efectos secundarios aún no han sido totalmente catalogados, pero algunos especialistas sospechan que el resultado más preocupante es la sustitución del roussoniano consenso social por la ley de la fuerza.

Lo de Lérida es sólo un ejemplo. Piensen unos segundos y seguro que ustedes podrían añadir unos cuantos más. La España impune es una España enferma.

Eulogio López

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