El Gobierno irlandés ha cedido al chantaje de la Unión Europea. Las agencias escupen que el rescate e Irlanda costará 90.000 millones de euros. O sea, lo que nuestra inefable cancillera, Trinidad Jiménez, califica como una buena noticia que revela la solidaridad europea. Doña Trini está haciendo bueno a su predecesor, el canciller Desatinos, algo que parecía realmente difícil.

¡Y un jamón de mono! Ese dinero no salva a los irlandeses, sino a los inversores en deuda irlandesa, que es cosa bien distinta. Antes al contrario, a los irlandeses les obliga a apretarse el cinturón. A quien salva ese dinero es a los tenedores de deuda irlandesa, generalmente procedente de los países que controlan los mercados financieros, en este caso, alemanes, británicos y norteamericanos, principalmente. Todo ello, después de que esos mismos tenedores hayan especulado contra el bono irlandés para forzar a Irlanda, como hicieron con Grecia, a elevar la rentabilidad de su deuda y llevarla al precipicio. Lo que Papandreou calificaba como profecías autocumplidas.

En cualquier caso, empezando por el final, la única manera de acabar con la especulación privada (banqueros y fondos irresponsables) es no ayudar con dinero público a los bancos privados y la única manera de acabar con la especulación pública (gobernantes irresponsables) es no ayudar con dinero público a la deuda pública que no puede pagar sus intereses. ¡Que quiebren! Eso es lo liberal y, en este caso, lo liberal es lo justo. El especulador ataca a quien sabe que va a ser ayudado.

Y no olvidemos, además, que el rescate no sale gratis: a cambio de la ayuda al especulador en deuda irlandesa, la Unión Europea exige a los irlandeses que se aprieten el cinturón.

Porque lo que va a ocurrir ahora es muy sencillo: tras Grecia ha llegado Irlanda, tras Irlanda, los especuladores se volverán contra Portugal y luego contra España. Como España es mucho más grande, con lo que habremos creado una nueva burbuja financiera y la crisis subsiguiente será mayor.

La cosa empezó con Bush y Obama que salvaron con su dinero público a los bancos privados. Ahora salvamos con dinero público a la deuda pública, que, por su volumen, es mucho más grande. Esto marcha... hacia la catástrofe.

Pero lo peor del chantaje a Irlanda es la interpretación general, propia de una economía financista. Hoy mismo, en la SER, un tertuliano aseguraba lo siguiente: Una reflexión para los que planteaban el modelo irlandés de rebaja de impuestos, hiperliberalismo, como la novena maravilla del mundo.

La confusión de conceptos que revela tal afirmación merece comentario aparte. Vamos a ver, ¿en qué consistía el modelo irlandés. En lo siguiente: impuesto de sociedades bajos y salarios altos. Irlanda era un país pobre por lo que decidió atraer inversiones con un impuesto de beneficio del 12% (entre 30 y el 35% en España). Al mismo tiempo, no quiso que fueran el sector público quien se aprovechara de esas inversiones, sino el privado: los irlandeses tienen ahora un salario mínimo (ojo, contando gastos de Seguridad social) de 1.462 euros mensuales, frente a los 728 de España. Es decir, justamente le doble. ¿Eso es hiperliberalismo? Yo pensaba que cuando estos progre-capitalistas hablaban de neoliberalismo se referían a crecimiento a costa de salarios de subsistencia.

¿Dónde ha estado el error del modelo irlandés? Pues en emitir deuda a lo bestia para que sus gobernantes -estos sí son culpables- ofrecieran prestaciones públicas desmesuradas, financiadas con deuda, para conseguir votos cautivos. Pero lo de atraer inversiones y pagar buenos salarios no me parece nada negativo y poco ultraliberal. Irlanda ha hecho muy bien en aumentar salarios y ha hecho muy mal en aumentar prestaciones financiadas con deuda. Lo que necesita España es justamente eso: políticos que reduzcan prestaciones públicas y aumenten salarios privados. 

Les emplazo para la próxima e inminente burbuja.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com