Habrá que insistir, como en el viejo chiste: hasta que lo aprendas. El ministro del Interior de Rodríguez Zapatero, José Antonio Alonso, acaba de declarar que nunca había visto imágenes de esta brutalidad, de esta abyección. Se refería a la red de violadores de niños y bebés que luego vendía a pederastas que disfrutan sádicamente con el visionado. No he visto las imágenes, pero son imaginables, y me creo que Alonso esté sobrecogido.

Pero habrá que insistir Alonso oculta que, como ocurre en casi todos los casos, la pederastia es homosexual: sus víctimas suelen ser niños, no niñas, con todas las excepciones que se quieran. Y es Alonso, uno de los más acendrados comecuras del Gobierno Zapatero, quien se dispone a aprobar con entusiasmo un matrimonio gay que dará a los homosexuales la posibilidad de adoptar. Eso, al parecer no le ha hecho reflexionar.

Después de la detención de esta nueva red de pederastas, muchos padres vigilarán atentamente al canguro a cuyo cuidado quedan sus hijos menores. Pues bien, existe una ley que va a permitir la adopción de niños por gays: es decir, no es el cuidado de unas horas, sino el cuidado para toda una vida.

Homosexualidad, pederastia e incesto no son tres aberraciones, sino una sola. Ministro Alonso, tres ramas de un mismo tronco de perversión. Y ya saben: la naturaleza no perdona nunca, ni tan siquiera al Boletín Oficial del Estado.

Eulogio López