Reconozco que es un personaje que me saca de mis casillas, Recep Tayip Erdogan, mandamás turco que clama por una Europa no cristiana y contra el cristianismo excluyente que pretende alejarle de Europa (Turquía jamás ha sido Europa), mientras permite y alienta en su propio suelo una persecución constante contra los cristianos.

El informe de Zenit sobre el último conflicto de musulmanes contra cristianos demuestra que contra el fundamentalismo islámico sólo cabe la firmeza de la reciprocidad. Gentuza como Erdogan actúan siempre de la misma forma: si no pueden, pactan; en cuanto pueden, golpean.

Y olvidemos que con la actitud de algunos dirigentes europeos, como Zapatero, los cristianos corremos el riesgo de convertirnos en un pueblo sin Estado. Podemos preguntar a los judíos, que de eso saben mucho. Ataques en Egipto, Paquistán, Malasia, Vietnam, Iraq... Demasiadas coincidencias.

No nos engañemos, el Islam juega, sólo que a escala mundial, al chantaje terrorista: u Occidente permite la invasión pacífica pero agobiante del Islam, cuyo fin es convertir Europa al Islam por la fuerza en cuanto sea mayoría, o continuarán la prisión de los Al Qaeda de turno. Y en este chantaje, ocurre lo mismo que con el chantaje terrorista etarra, bellamente definido por el inmortal Arzallus: Unos menean el árbol y otros recogemos las nueces. Es decir, están los violentos y los aprovechados: dos grupos distintos para un sólo objetivo.

¡OJO!, esto no tiene nada que ver, absolutamente nada, con la apertura cristiana al emigrante, de la que ha vuelto a hablar Benedicto XVI: la única actitud cristiana es la de abrir las fronteras al inmigrante que busca salir de la miseria o de la opresión. Acogerle sí, pero obligándole a respetar la cultura, tradición y forma de vida de la sociedad que le acoge.

Eulogio López

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