De entrada, a mí no me gustan las grandes empresas, aunque sean anunciantes de Hispanidad. A mí me gustan las pequeñas empresas, los profesionales, los autónomos, los hombres más libres y más productivos.

Me gusta lo pequeño y lo defiendo frente a lo grande, que siempre resulta abusivo. Me gusta el tendero de ultramarinos, no las grandes superficies, mi lema es el Schumacher: lo pequeño es hermoso. La verdadera pugna, digámoslo otra vez, no está en lo pequeño y lo grande, sino entre lo grande y lo pequeño.

Ahora bien, empresas estratégicas, por ejemplo las energéticas, están casi obligadas a ser grandes y no conviene perderlas, por la gran capacidad inversora que poseen. ¿Y dónde invierten las grandes empresas?: pues donde tienen menos costes y menos impuestos, ciertamente, pero también donde tienen la presión política necesaria.

Un ejemplo, en Arcelor Mitall, la multinacional siderúrgica que adquirió la vieja Ensidesa, ha decidido no realizar la inversión de 300 millones de euros en sus instalaciones en Avilés. Tras mucha presión sindical ha decidido que no reducirá hasta 32 millones de euros sino hasta 62 millones su inversión en Asturias. En cualquier caso, no habrá un nuevo horno en la región, la que, a la postre, acelerará la reducción permanente de plantilla que se mantiene desde que el propietario indio se hizo con Ensidesa. Lógico: una multinacional puede ser enorme pero la presión social la tiene allá donde se reúne su Consejo de Administración y/o en el país de origen de su propietario o accionista de referencia.

Y ojo, porque hablando de siderurgias y acerías, la siguiente pieza que se le puede escapar a España es Acerinox, desde que la controlan los hermanos March, unos mallorquines que no están dispuestos a capitanear empresa alguna y que venden en cuanto se topan con la posibilidad de plusvalías. Los March son financieros y la diferencia entre un empresario y un financiero es esa: el empresario se dedica a producir, el financiero a comprar y vender.

La crisis económica actual, la más pavorosa que ha conocido la economía moderna, no ha sido provocada por los empresarios, sino por los financieros, los intermediarios bursátiles privados y los emisores públicos, los gobiernos, que han inundado de papel el mercado y provocado la mayor burbuja especulativa que se recuerda.

Por algo será.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com