No sé cuántos, lo reconozco, pero mi fuente me asegura que superan, con mucho corro, que dirían en Pamplona, las 10.000 suscripciones.

Lo cierto es  que en el PP no niegan -pero tampoco concretan- que el partido haya hecho una suscripción colectiva al diario catalán a La Vanguardia.

Quizás por ello, recientemente me hospedé en un hotel vallisoletano y pude comprobar en una población castellana tan alejada del mundanal ruido barcelonés, figuraban el periódico local (El Norte de Castilla) y... La Vanguardia, como diarios de cabecera. Felicito al señor Conde de Godó, naturalmente, pero me sorprende un tanto.

Es el mismo diario que recibe un patrocinio de la Generalitat catalana para una edición en catalán, rompiendo con ello una tradición histórica. Y el hecho de que el señor Conde de Godó se haya convertido en el vicepresidente tercero de Caixa, brazo armado de las finanzas catalanas, hecho que ha pasado curiosamente inadvertido, tampoco quiere decir nada... naturalmente.

Tiempo atrás, se hablaba de los periodistas sobrecogedores. Los plumíferos económicos acudían a la Junta de Accionistas, se ponían en filas y el señor presidente, con un propio, les entregaba dos cosas: un sobre con dinero y el anuncio de la Junta a publicar en el diario, para que el periodista lo llevara al gerente y cobrara su comisión como agente publicitario improvisado.

Pero hoy día nos hemos modernizado mucho, y hemos pasado del periodista sobrecogedor al editor sobrecogedor. Una evolución lógica: es más fácil comprar a un editor que comprar a los muchos periodistas que trabajan para él. Además, así no hay riesgos, porque el editor no escribe.

Lo digo con todo respeto hacia el ejemplo utilizado, La Vanguardia, que me parece, por otra parte, un espléndido diario. Pero hombre, una cosa es que la prensa agonice y otra que la sede el doctor Montes.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com