Sr. Director:
El problema de descrédito que sufren los sindicatos tiene su origen en el seguidismo que practican con el Gobierno, el tema Garzón ha sido lo poco que faltaba para colmar el vaso, a sabiendas de que su limitada implantación entre los trabajadores no les permitiría desenvolverse con autonomía frente a los poderes políticos.

 

A Aznar le montaron una huelga por un decreto que ponía coto a los abusos del subsidio y propiciaba la movilidad laboral, recetas que hoy están defendidas por los más cualificados expertos, esos a los que el Gobierno y los sindicatos mandan callar, como si la realidad a la que se refieren fuera ocultable.

Las circunstancias son hoy mucho más perjudiciales para los trabajadores que las que propiciaron aquella huelga general, pero los sindicatos han elegido jugar como peones de la estrategia del Gobierno de echar la culpa a los demás, pasando por alto que no hay Gobierno más antisocial que aquel que no frena la pérdida de miles de puestos de trabajo al día.

José Morales Martín