• El presidente del Gobierno emplea palabras fuertes para conceptos débiles: fue una consulta fracasada e ilegal… pero él no movió un dedo para no darle gusto a los nacionalistas que buscan la 'represión' de Madrid.
  • Reiteradamente, aseguró que otros -Artur Mas- estaban esperando que tomara medidas "más drásticas". Es decir, cumplir la ley.
  • En su esquizofrenia conceptual, Rajoy llegó a alabar al TC y al juez que se negó a retirar las urnas.
  • Y lo peor es que Pedro Sánchez sigue jugando a la equidistancia entre el PP y Podemos.
  • En algo sí tiene razón Rajoy: calificar el 9N como un éxito independentista resulta, cuando menos, discutible.
  • Y también, que el diálogo que exige Mas no es más que una imposición disfrazada de diálogo.
  • Además, el presidente de la Generalitat se ha convertido en un gamberro que sólo busca tensar la cuerda para provocar violencia, primero violencia institucional, luego violencia social.

Decepción profunda entre los medios de comunicación que acudieron a la conferencia de prensa de Mariano Rajoy (en la imagen) la mañana del miércoles, en Moncloa. Una comparecencia que había despertado una gran expectación… finalmente fallida.

Rajoy insistió en que el 9N había sido un fracaso, porque sólo un tercio de los votantes había ido a votar. Cierto, de hecho considera un éxito, como hacer todo el nacionalismo catalán, la votación del pasado domingo es, cuando menos, discutible. Hay una Cataluña silenciosa a la que Artur Mas ha dejado en el dique seco.

No es esa la contradicción de Rajoy. La contradicción del presidente viene a insistir una y otra vez en el carácter ilegal de la consulta. Ahora bien, fue el ejecutivo quien acudió, por segunda vez, al Tribunal constitucional, quien, a su vez, declaró ilegal el semireferéndum de participación ciudadana. Por tanto, si era ilegal, y lo era, su deber como fiel cumplidor de la ley -pues "ningún gobernante puede sentirse por encima de la ley"- era haber evitado la consulta, si era necesario por la fuerza. Y si no, no haber recurrido al TC.

En ese punto es cuando Rajoy se intenta justificar -lo hizo por tres veces durante su comparecencia ante los periodistas -que algunos buscaban "otras fotografías" (alusión a la retirada de urnas)- o que él "hubiera adoptado medidas más drásticas". Pues claro: usted tiene que cumplir las leyes, y las interpretaciones que en forma de sentencia hacen los tribunales que aplican esas leyes, independientemente de que provoque sentimientos indeseados. ¿O es que hay que cumplir la ley siempre que ese cumplimiento no conlleve desgracias políticas

En el colmo de su incoherencia, Rajoy llegó a felicitar al TC por su consulta… y al juez catalán que desobedeció al PP y se negó a retirar las urnas por considerarlo desproporcionado.

Además, sorprende que Rajoy haya reconocido el poder que su asesor electoral, Pedro Arriola -el rey de los errores en los estudios electorales- a quien mandó a negociar con Joan Rigol, de Derecho a Decidir -no, no el aborto sino la autodeterminación- y José Enrique Serrano, del PSOE.

Más firme estuvo Rajoy sobre el futuro que sobre el presente. Asegura que no va a poner en peligro la unidad de España ni la soberanía nacional. Al tiempo recuerda que ha sido el gobierno central quien ha salvado a la Generalitat de una situación financiera crítica, lo cual es cierto. España no roba a Cataluña; si acaso, durante los dos últimos años, ha sido justo al revés. 

En cualquier caso, en esta tesitura, ¿hay alguna posibilidad de acuerdo entre Madrid y Barcelona No parece. En medio de sus contradicciones y cobardías (él habla de prudencia), Rajoy dice verdad cuando alega que el diálogo que propone Artur Mas no es más que el diálogo de la imposición: vamos a dialogar cómo me das lo que quiero y cómo yo lo quiero. El acuerdo parece imposible, hace dos años por culpa de Rajoy; ahora por culpa de Mas. El presidente de la Generalitat se ha convertido en un gamberro que sólo busca tensar la cuerda para provocar violencia, primero violencia institucional, luego violencia social.

Lo del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, es aún peor. Ahora practica la equidistancia entre Podemos y el PP. Los socialistas insisten en que Mas se enroca pero el culpable es Rajoy. Una equidistancia parecida la que practicaban los nacionalistas vascos en tiempos de ETA: tan malos eran los verdugos etarras como sus víctimas… que algo habrían hecho. Lo mismo Sánchez con el PP: algo habrán hecho.

¡Pobre España!

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com