El indio Ramchand Bhavnani no se resiste a las presiones provenientes desde el entorno de la familia Botín. Le advierten una y otra vez que no podrá ejercer sus derechos políticos en Bankinter, que aquello es coto cerrado, que no hay nada que hacer. Pero el tipo permanece erre que erre, manteniendo sus inversiones e incluso aumentándolas.

Este miércoles elevaba su participación en Bankinter hasta el 11,801% tras la compra de 29.691 títulos del banco, lo que supuso un desembolso superior a los 1,5 millones de euros. De esta manera, los bankinteres en manos del comerciante indio suman los 9.273.666 frente a los 9.243.975 reportados el 24 de agosto de este mismo año. Eso sí, la mayor parte de su participación en el banco la realiza a través de Casa Kishoo SA, que ostenta el 11,378% del banco y de la que controla el 25% del capital. Toda una mosca cojonera para la familia Botín en general y para Jaime y Marcelino Botín en particular.

De momento ha perdido. Pero permanece en la batalla. Y lo más curioso es que no pretende hacerse con el control del banco; tampoco Botín. Ambos rivalizan en una carrera acelerada por hacerse con el control del Bankinter para dar el pase. Especulación, se llama. Uno, el indio para agarrar esa liquidez y meterse en el Santander a jugar en primer división; el otro, para retirarse a jugar el golf con el riñón bien protegido.

Y claro, esta situación no termina de entusiasmar al equipo directivo del banco. Su presidente, Juan Arena, casi ni aparece; y el resto, buenos profesionales, no les gusta verse utilizados por los propietarios de un banco por el que no piensan trabajar. Cosas que ocurren en la economía especulativa.