El sucesor de Goirigolzarri se ha reunido con seis directores de prensa... con escaso resultado y algún susto. Juan Asúa y Vicente Rodero respetan a su nuevo jefe, pero José Barreiro no lo asimila. La salida de Pepe Sevilla fue más traumática que la de Goiri. Es igual: FG les tiene bien controlados a todos mediante el sistema de pensiones pagadas mes a mes. Por otra parte, el PNV presiona al Gobierno para re-vasquizar el banco  

Sólo un escándalo puede echar a este..., aseguraba un político socialista a un alto cargo del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que le pedía lo que el PNV lleva pidiendo a Zapatero desde hace años: que les libre de Francisco González.

Lo intentó en su momento y lo consiguió, así que ZP no está dispuesto a meterse en esas batallas.

Tras la salida del consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri, los vascos temen que FG se lleva la sede del BBVA de Bilbao a Madrid.

El cese de Goiri ha resultado muy duro, pero aún más el nombramiento de Ángel Cano, un hombre gris y sin experiencia de negocio. En su primera rueda de prensa fue dura y ya se vio que ni analistas ni periodistas iban a respetarle mucho. De hecho, el banco le preparó un road show periodístico: se entrevistó nada menos que con seis equipos directivos de otras tantas publicaciones, pero el balance no fue el esperado. Incluso hubo algún roce cuando, en cierto periódico Cano insistió en que preferiría hablar de mercados, no de su entidad, algo más bien aburrido para sus interlocutores. No, por ahora no le van a votar.

Luego están las reacciones internas. En el sede central del BBVA casi sorprendió más el cese fulminante del jefe de gabinete Pepe Sevilla, que el de Goiri. Primero porque Goiri negoció con Garrigues su salida y se tragó la filtración interesada de FG a la prensa sobre su pensión, pero no pasó nada.

Lo de Sevilla fue más fuerte, poco menos que acusado de traición al presidente por su amistad con Goirigolzarri.

Además, los tres espadas del BBVA, asimismo sorprendidos por el nombramiento de Cano, tardaron en reaccionar. Juan Asúa, responsable de la red en España y Portugal, así como el controlador de Iberoamérica, el veterano Vicente Rodero han adoptado una sabia actitud de distanciamiento fatalista. Pero José Barreiro, más vehemente él, no traga con un ascenso que le parece absurdo.

Pero es igual. FG tiene una receta mágica: no pagar las pensiones sino en el tiempo, e incluso premiar a los salientes con consejos de administración de filiales. No es como Emilio Botín, que le paga 110 millones de euros a Corcóstegui y si te he viso no me acuerdo. No, no: él prefiere pagar en el tiempo y, en el entretanto, decidir dónde puede o dónde no puede, trabajar cada cual. Un arte de la lealtad forzada, oiga usted.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com