Algunos reaccionarios piensan que Madrid ya cuenta con el suficiente número de prostitutas y con el nivel adecuado de narcotráfico -por lo demás, creciente- como para que el señor Sheldon Adelson (en la imagen) instale su Eurovegas en la comunidad. No es que él negocie con prostitución y narcóticos: lo suyo es el juego a lo grande, pero qué sería de un casino sin sexo y, por otra parte, no se le puede hacer responsable de que, al rebufo de sus casinos, otros malandrines instalen sus repugnantes actividades de ocio y negocio.

Pero el asunto no acaba aquí, claro. Adelson es un subastador de inversiones y ha sometido a los gobiernos español, madrileño y catalán a una verdadera subasta: quien quiera Eurovegas que pague por ello porque él, lo que se dice él, no va a aportar un euro: lo que pone es 'know how'. Bueno, y deuda bancaria.

El problema no es invertir ni tan siquiera crear puestos de trabajo. El problema es coadyuvar al bien común mientras se ofrece un producto o un servicio a la comunidad. La comunidad no necesita jugar su dinero en una ruleta para sobrevivir. Si sólo se tratara de invertir podríamos poner a la mitad de los parados a construir cárceles y a la otra mitad a ingresarlos en ella. ¿Y de dónde sacaríamos el dinero? Eso es fácil: de la máquina de hacer billetes, naturalmente.

Pero no vale, porque la economía no es la actividad que crea puestos de trabajo sino para colaborar al bienestar general. Y no es lo mismo.

Adelson no va a reactivar la economía española pero, eso sí, va a aumentar el déficit público madrileño y, además, va a atraer a un montón de indeseables a la capital de España.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com
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