Feminidad es acogimiento: "La mujer acoge al hombre, la madre al niño, la prostituta al amante"
- Suena fuerte pero no por ello deja de ser cierto.
- Nos cuesta entender el alma femenina, tan querida por Dios: Fabrice Hadjadj lo consigue.
- Escuchen: "Podemos entender que el masculino es un cuerpo lleno de sí mismo, que fabrica cosas con sus manos, externas a él".
- "… Pero el femenino es un cuerpo naturalmente entregado, con su hueco en el centro, hueco en el interior del cual se engendra".
- "… No algo, sino alguien, incomprensiblemente, sin las manos".
- La incomprensión del alma femenina es una de las considerables tragedias de nuestro tiempo.
- Pocas veces había visto yo definir la feminidad con tanta precisión. Por ejemplo, la feminidad -asegura- es acogida. Pero al amigo Fabrice no le gustan las palabras blandas y entonces se sitúa en las siguientes coordenadas: "en su cuerpo, la mujer acoge al hombre, la madre acoge al niño, la prostituta al cliente". Cuesta aceptar que la prostitución sea 'acogida' por lo mismo que no entendemos al hombre: porque las notas distintivas de feminidad y masculinidad no son buenas ni malas en sí mismas, y pueden y suelen enrolarse en ambas categorías.
- Sí, la prostituta también acoge. Otra cosa, es con qué motivo: "podemos entender que el masculino es un cuerpo lleno de sí mismo, que fabrica cosas con sus manos, externas a él. Pero el femenino es un cuerpo naturalmente entregado, con su hueco en el centro, hueco en el interior del cual se engendra. No algo, sino alguien, incomprensiblemente, sin las manos".