Sr. Director:
Con alguna frecuencia se oyen y se escriben medias verdades (mentiras absolutas) sobre la presunta debilidad del Papa Francisco a la hora de condenar, lamentar y rezar por las víctimas cristianas de la intolerancia y del fanatismo de los que sostienen con hechos y con palabras que los cristianos deben ser martirizados no sólo físicamente sino también intelectualmente, incluso en la misma Europa. No faltan quienes desde poderosas tribunas políticas e ideológico-políticas quieren cercenar las raíces cristianas sin las cuales Europa sería, como se está viendo un día sí y otra también, pura barbarie. El Papa Francisco no sólo ha lamentado todos y cada uno de los atentados en los que los católicos han sido martirizados en sus casas, en sus escuelas o en sus parroquias e iglesias, especialmente en algunos países en donde son minoría pero dan un testimonio sublime de ayuda a los más necesitados y pobres.
El Papa en un documento tan importante como apenas citado y leído, su discurso a la Curia Romana con motivos de la fiestas de la Navidad, dejó bien claro y con contundencia y valentía su profunda pena y condena, ante los terribles casos de persecución y exterminio de los cristianos, la minoría religiosa más sacrificada del mundo. En muchos países los cristianos son perseguidos hasta la marginación social, exilio o muerte. En este sentido afirma el Papa Francisco: “Cuántos cristianos, en tantas partes del mundo, viven todavía hoy bajo el peso de la persecución, la marginación, la discriminación y la injusticia. Qué difícil es vivir hoy libremente la fe en tantas partes del mundo donde no hay libertad religiosa y libertad de conciencia. Cuanta sangre inocente se derrama cada día, Cuenta inhumanidad y brutalidad nos rodea por todas partes. Vivimos en realidad una nueva era de los mártires, parece que la persecución cruel y atroz del imperio romano no tiene fin. Continuamente nacen nuevos nerones para oprimir a los creyentes, solo por su fe en Cristo. Nuevos grupos extremistas se multiplican, tomando como punto de mira iglesias, lugares de culto, ministros y simples fieles. Viejos y nuevos círculos y conciliábulos viven alimentándose del odio y de la hostilidad hacia Cristo, la Iglesia y los creyentes”.
Palabras proféticas que se han cumplido en los mártires cristianos de Sri Lanka.