Sr. Director:
Por más que el Secretario de Estado de Educación, Fernando Gurrea, se ampare en la ley para explicar el recorte de la jornada laboral a más de doscientos profesores de religión en Ceuta, Melilla y Aragón, lo que no dice es que esta asignatura se encuentra en permanente estado de provisionalidad y deterioro, sobre todo por la nula voluntad política de determinadas administraciones educativas de conferirle el estatuto que debiera tener.
Es cierto que la fortaleza o debilidad de la asignatura depende en parte de su demanda, dado que es obligatoria en cuanto a la oferta de los centros pero libre en cuanto a su elección por los alumnos. Pero sucede también que determinadas Comunidades Autónomas, sin diálogo previo con los afectados, están en un permanente proceso para provocar que la asignatura de Religión pierda valor efectivo, a pesar de tratarse de una materia clave para una educación integral, avalada por la Constitución y los Tratados Internacionales.