Antes que nada, lean ustedes el tuit del PSOE no con lo que entenderán todo el proceso pero, sobre todo, porque comprenderán la mala leche del PSOE al anunciar una querella contra el director del diario digital El Debate, Bieito Rubido. Pasen, lean y vean, que es muy cortito:

En pocas palabras, la censura de Pedro Sánchez contra todo aquel que se atreva a criticarle ya ha comenzado. Lo ha hecho, cómo no, utilizando la palanca más útil, encima bien vista por una buena parte de la sociedad, de los delitos de odio. 

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Artículo 50 del Código penal: pocas bromas que te pueden caer hasta cuatro años de cárcel, si 'odias' a alguien por su sexo, inclinación sexual, raza o religión (por esto último, qué casualidad, hay poquísimas sentencias). No se castiga el odio, lo que se castiga es la discrepancia.  

Sánchez, a través de su partido, inicia su ataque contra todo aquel que se atreva a criticarle

El delito de odio, no sólo es censura es, asimismo, la carcoma del derecho, porque invierte la carga la prueba, que recae sobre el acusador, obligado a demostrar que no odia, en lugar de ser el acusador quien corra con esa función. Urge acabar con la legislación sobre el odio, si no queremos acabar con el Estado de Derecho.

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Que hemos descubierto, amigo Bieito, que odias a Pedro Sánchez, así que te vamos a meter en el trullo.

De paso, el PSOE califica al diario El Debate como 'una página web'. Ya saben a partir de ahora, será Moncloa la que decide qué es periodismo y qué es pseudoperiodismo, quién es periodista y quien es pseudoperiodista odiador. Le ofrezco una pista: pseudoperiodista es aquel que se atreve a criticar a Pedro Sánchez.

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Y todo esto se hace, cómo no, por la vía de los delitos de odio, que constituye el cáncer de fondo. Y por un vídeo, absolutamente inocente e inocuo, del director del diario de los propagandistas católicos, al que el PSOE llama 'página web'. Ya saben: cuando gustas a Moncloa y a Ferraz eres un periódico respetable, cuando no, eres una página web, o un blog, o un digital... una inmundicia llena de bulos y desinformación. Ahora si eres el Diario.es, el Plural, o Infolibre, entonces no, entonces eres un diario electrónico.

Por cierto, presidente, ¿porque habla de digitales si todos los diarios, son ya digitales y lo vegetal sólo representa un complemento que se pone a la venta por razones de tarifa publicitaria y con un cierto deje de nostalgia?   

Y tampoco resulta baladí que la cristofobia latente en el Sanchismo haya lanzado, a través de su partido, un ataque contra el diario de la Asociación Católica de Propagandistas. 

La verdad es que ese narciso ególatra se revuelve contra todo aquel que se atreva a criticarle pero siente especial aversión a los católicos. 

Se echa de menos a alguien, por ejemplo, a la Asociación de la Prensa, que diga aquello del maldito Voltaire: "Detesto lo que dices pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo". Por contra, ilustres miembros de la profesión, jalean al censor de La Moncloa con entusiasmo. ¿Pero dónde ha llegado el periodismo español? Ya no sólo dan cierto asquito los editores, sino también muchos colegas.  

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Y lo peor: ¿dónde tiene el límite Pedro Sánchez? ¿O es que no tiene límites?