Sr. Director:
Abundan en las televisiones españolas los concursos, con notable éxito de audiencia; pero no es común que los haya en otros medios.
Yo me voy a atrever a realizar uno en este medio escrito, con el fin de agudizar tu ingenio. Pensemos que yo expreso un raudal de calificativos, y tú debes descubrir a quién me refiero. Si digo: Lleno de odio, rencor, mentiroso, sinvergüenza, traidor, necio, fraude, calamidad.
Si en una hoja del periódico te tapan el título a quien se refiere y solamente lees: Incapaz, mediocre, okupa, ilegítimo, desleal, rehén, memo, indecente.
Si en una emisora de radio te has perdido el comienzo y solamente escuchas: Arribista, narcisista, desleal, demagogo, caradura, perverso.
Entendiendo que todos estos epítetos se refieren a la misma persona, ¿quién crees que es esa persona?
¡Bingo!, has acertado; no te voy a mandar ningún premio, pero deduzco que andas despierto. Cosa que no ocurre con quienes, sabiendo todo esto, prefieren ignorarlo y darán su voto a quien acumula esta cantidad de atributos negativos, imposible de superar por ningún mandatario del mundo democrático.