Sr. Director:

Cuando el Poder se sobrepone, apodera, absorbe e inutiliza el Derecho, es capaz de las mayores aberraciones posibles: véase lo sucedido con la nueva ley del aborto.

Se da la paradoja de que ante cualquier infracción de una ley por parte de menores de edad los padres tienen que asumir la responsabilidad correspondiente; pero en la redacción de la presente ley se ha rebajado, contra todo derecho y con abuso de su pretendida prepotencia, la edad para permitir el crimen del aborto con el desconocimiento de los padres. Es como una solapada incitación a la rebelión de los hijos contra la potestad paterna. Y, sin embargo, si de este hecho se derivaran determinadas consecuencias o secuelas físicas, psíquicas o similares (que se derivan), naturalmente la responsabilidad han de asumirlas los padres. Notoria contradicción de tan nefasta ley impuesta por la terquedad de una Ministra en el indiscriminado, arbitrario y contrapuesto ejercicio del Poder por encima del razonamiento humano natural.