¿Debe un presidente de banco dimitir cuando ha lanzado una OPA hostil y ha perdido? La respuesta es sí, pero Carlos Torres, presidente del BBVA, no lo ha hecho. Encima, poco antes de pensar que iba a ganar la batalla, Torres prometió a sus accionistas nada menos que 36.000 millones de euros en dividendos, que no es moco de pavo hasta 2028, lo que compromete toda la estrategia del banco para el próximo trienio. 

Ahora bien, dicho esto, hay que reconocer que Torres ha logrado desactivar cualquier posible operación, sea de Moncloa, sea del BCE, sea de sus propios fallos, para echarle de la presidencia. Así, el BBVA ha conseguido una capitalización récord que camina hacia los 113.000 millones de euros. Ahora bien, una cosa es la capitalización y otra el dividendo, que es caja.  

¿Ha desaparecido el peligro? No. Primero porque la norma no escrita sigue siendo la misma: fracaso en OPA, igual a dimisión inmediata, pero se ha neutralizado el primer ataque. 

Ahora mismo, Torres sueña con otro posible gobierno en Moncloa. Eso sí, no osará criticar la política económica del Ejecutivo Sánchez, un verdadero horror, salvo en los mensajes ininteligibles de su Servicio de Estudios. Por ahora, están rotas las relaciones con el PNV, que dispone de candidatos para sustituirle. José Ignacio Goirigolzarri o cualquiera de los dos miembros del matrimonio Laura Abasolo-Anton Arriola, y el de mejor currículum: el expresidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, que el 1 de enero queda libre tras su periodo de incompatibilidad tras salir de Caixabank. 

Torres sueña con otro posible gobierno en Moncloa. Eso sí, no osará criticar la política económica del Ejecutivo Sánchez, un verdadero horror, salvo en los mensajes ininteligibles de su Servicio de Estudios. Por ahora, están rotas las relaciones con el PNV, que dispone de candidatos para sustituirle

Con todo, Carlos Torres ha neutralizado el primer ataque para echarle de la presidencia, tras el fracaso de la OPA sobre el Sabadell. No es poco. Ese ataque podía venir del pacto PSOE-PNV, que sigue en vigor. Y ojo, hay que tener en cuenta el otro ataque, el de Unicredit, con Andrea Orcell a la cabeza, quien ya ha movilizado a sus correspondientes bancos de inversión -eso se le da de maravilla- para crear el primer banco del sur de Europa, capaz de hacer frente a la banca francesa.  

Y ojo, porque aquí sí que Orcell cuenta con el apoyo incondicional del BCE.  

Entiendo que, ahora su principal reto, el de Carlos Torres, son los 36.000 millones de euros prometido en dividendo. Una cifra que condiciona la gestión hasta en una entidad tan grande y solvente, sin duda, como es el BBVA.