Se ha casado consigo misma. Eso sí, con toda la pompa y luna de miel incluida. En Estados Unidos, en Fargo, la novia sin novio, Nadine Echweigert -nada que ver con Schwarzenegger- ha salido de un proceso de divorcio y perdido la custodia de sus hijos.

Por tanto, se ha visto obligada a rehacer su vida, y ahora que no se fía de ningún varón, ha decidido casarse, no con una hembra, sino con ella misma. De esta forma no incurre en homosexualidad, todo hay que decirlo.

Nadine justifica de esta guisa su amor y su matrimonio unilateral: "Así soy responsable de mi propia felicidad... El amor que necesito está dentro de mí". No sé si se dan cuenta de lo que esto significa: ¡Nadine se ama a sí misma! Es el amor perfecto, muy parecido al crimen perfecto.

Ahora bien, lo peor va a ser el divorcio. Piénsenlo: ¿Qué ocurre si, tras la luna de miel, comienza la crisis en la que incurre todo enamoramiento tras el comienzo de la convivencia, en este caso consigo misma? Ni Zapatero y su divorcio exprés -ahora asumido por el PP, por cierto- conseguirían romper el vínculo, salvo con un certificado forense de esquizofrenia. Y miren ustedes si encima la cosa degenera en esquizofrenia paranoide, con una Nadine convencida de que le persiguen para matarla... yo tiro la toalla.

Sí, ríanse, pero esta señora -señora de sí misma- merece una detallada investigación como prototipo de tantos... y tantas... que diría Rubalcaba. Nadine es un fiel reflejo de la sociedad actual. No lo duden, Nadine no está loca: es una mujer de hoy.

Eulogio López

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