Francia anuncia que se marchará del país, pero sin determinar fechas.
Nicolas Sarkozy afirma que Francia ha cumplido su deber en Costa de Marfil, pero parece que la vara de medir es distinta, según cuáles son los civiles a los que hay que defender. Francia, que pidió permiso a la ONU para ayudar a las fuerzas de Alassane Ouattara contra el ex presidente Gbagbo, para proteger a los civiles, calla ante las cada vez más frecuentes noticias de matanzas por parte de las tropas del presidente marfileño. La semana pasada, mil personas fueron asesinadas en la ciudad de Duékué a manos de las tropas de Ouattara, pero ahora nuevos rastros de asesinatos múltiples se han conocido en otras poblaciones: Toulepleu, Doké, Bloléquin, Duékoué y Guiglo. En ellas, las mujeres fueron repetidamente violadas y muchos hombres fueron asesinados.
Quienes lo denuncian son la misma ONU -la que ha protegido a unos civiles pero ha abandonado a otros- y la organización defensora de los derechos humanos, HRW. Mientras estas denuncias se olvidan en los medios de comunicación, la vida real del día a día de Costa de Marfil se comprende con las noticias que llegan de la misión católica de Duékué. En la misión salesiana hay 25.000 personas refugiadas. Durante varios días han tenido que sobrevivir sin agua ni alimentos. El sacerdote español ha descrito la situación que viven de manera estremecedora. "No se puede tener a la gente en estas condiciones. La gente vive literalmente, tirada sobre el barro y en la mierda. Las letrinas se han desbordado y las condiciones de salud pública e higiene no son, ni mucho menos, las deseables".
Mientras tanto, tras la detención del ex presidente Laurent Gbagbo, Francia ha anunciado que retirará sus tropas del país, aunque no ha determinado las fechas. Una vez concluida la misión -hacer llegar al poder a Ouattara-, parece que lo que suceda en su antigua colonia no importa. El presidente ha anunciado un verdadero juicio contra el anterior mandatario, pero las fotos de sus soldados con la mujer de Gbagbo, como si de un trofeo se tratara, no ofrecen mucha confianza.
Juan María Piñero
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