Panorama político español. Tenemos a un presidente del Gobierno cabreado y un poco histérico. Rajoy siempre ha sido un hombre educado y templado pero ahora ha perdido los papeles, quizás harto de malas noticias y de malas expectativas electorales. Me cuentan en Moncloa que empieza a perder los papeles con sus colaboradores más próximos. Puede pasar a la historia como el primer presidente de la democracia (el caso Calvo Sotelo es una anécdota) que no repita legislatura.
Luego está el líder del PSOE, Pedro Sánchez, que ha acelerado su periodo de gracia, el que se suele conceder a los novatos, con una prepotencia que solo rebela su bisoñez, su penuria de ideas y su impotencia. Vamos, que ya hay añoranza de Rubalcaba y de la vieja guardia en el primer partido de la oposición. Y mira que...
Queda el Pablo Iglesias (en la imagen), tocado por la fortuna y la popularidad. En efecto, Podemos puede ganar las próximas elecciones. Y eso que nadie vota a Podemos porque le guste. De hecho es difícil responder a la pregunta qué propone 'Pablemos'. La gente vota a Podemos porque le disgustan los partidos ahora llamados tradicionales. Votan por reacción. Vaya, que podríamos tildarlo de partido reaccionario.
Y ningún ataque a Pablo Iglesias va a mermar sus posibilidades sino que, en un país guerracivilista, lo que va a provocar los ataques a Podemos es lo contrario: ¡que aumenten sus expectativas electorales!
Ahora bien, este Pablo Iglesias disfrazado de Lenin, está empezando a bordear el ridículo. Y ya saben que el hombre fuerte se vuelve débil cuando se torna ridículo.
Podemos resulta ahora mismo irresistible pero si traspasa la línea roja empezaremos a verle como un matoncillo ridículo, que pasa de redentor a hortera. Tan crecidos están los líderes de Podemos, revestidos de salvadores de un sistema corrupto y opresor, que rozan la frontera entre la plenitud y la risión.
En cualquier caso, entre un Rajoy histérico, un Sánchez impotente y un Iglesias ridículo, me quedo con ninguno de los tres. Hay que buscar otra cosa. Las hay. A algunas de ellas las han tildado de partidos friquis, que era como el grandísimo Pedro Arriola calificaba a Podemos.
Eulogio López
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