Bajo estas líneas publicamos la carta abierta que Profam, la Plataforma para la Promoción de la Familia, el Matrimonio y los Hijos, ha dirigido a José Luis Rodríguez Zapatero. Profam ha pedido al presidente una reflexión seria sobre las políticas familiares en lugar de dejarse llevar por los pensamientos e ideas de otros.

Muy señor nuestro :

Saber leer los signos de los tiempos, Sr. Zapatero, no es tan difícil. Es lamentable, que aún a pesar del esfuerzo que se viene realizando para demostrarle lo que es evidente, todavía no se ha conseguido. Incluso, peor, sigue usted, pertinazmente empeñado, en no querer ver la verdad sobre algunos temas verdaderamente graves y trascendentes. Mire usted, hay verdades relativas en la ciencia que están mucho más escondidas para el intelecto humano y que nadie suele cuestionar, aceptándolas aunque sean menos evidentes.

Dicen que no hay peor ciego que aquel que no quiere ver. La persistencia en no ver, no estriba tanto en el defecto de visión o en la falta de una acertada lectura de los signos de los tiempos sino en la pérfida voluntad de una minoría reducida y elitista de conducir a la masa social, con argumentos falaces, hacia una visión ultra-positivista. Este nuevo reduccionismo basado en amputar del hombre su dimensión ética y moral, dejándolo relegado sólo al ámbito privado, es siempre esquivo a la verdad y excluyente. El aborto ideológico que usted exhibe y que denunciamos se basa, casi siempre, en repeticiones mal adaptadas de referencias pretéritas y populacheras. Los paladines de este pensamiento tan recurrente son remedos de otros homo-antecesors que ya tuvieron su estreno en este teatro del mundo. No puede usted, Sr. Zapatero, como Presidente del Gobierno español hacer caso y seguir a este grupo de pensadores que bien podrían ser etiquetados, para otros, de trasnochados ilustrados, o de liberales de puchero, o sencillamente de postmodernos sembradores de un laicismo metastásico. En definitiva, una clá defensora del más puro y rancio secularismo.

Lo triste del caso, Sr. Zapatero, es que al carecer de un discurso objetivo y formal sobre la verdadera dignidad del hombre y su dimensión ética y moral van a trabajar en su laboratorio con un producto sucedáneo de no se sabe qué. Sr. Presidente, reflexione sobre los caminos elegidos y cuáles pueden ser sus consecuencias si deciden llegar a su destino final. En los primeros metros, ya puede observar víctimas en las cunetas. Si es usted amante de la verdad verá, sin trampa ni cartón, una sociedad que se degrada de forma alarmante; baste algunos datos: más de 80.000 abortos en 2004, sobre todo de adolescentes (acumulado más de 1.000.000); las separaciones y divorcios son más de la mitad de los matrimonios que se contraen al año; preocupantes cifras de fracaso escolar, droga y alcohol en nuestros jóvenes; las campañas sobre educación sexual y reparto de condones que se han realizado no han servido ni para frenar las estadísticas; y las acciones en política familiar son un insulto y agravio al matrimonio y la familia con su apuesta decidida a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. Sr. Presidente, la vida humana, tan compleja, no es fruto de un caos biológico ni de una secuencia evolutiva de azar. ¿Qué Ser pudo realizar tal diseño inteligente?

No se trata, sólo, de trabajar por garantizar a los ciudadanos los bienes materiales de la llamada sociedad del bienestar que muchas veces está más cerca del feroz consumismo y de la explotación de terceros países sino en asegurar el equilibrio y la calidad de vida de las personas garantizando su dignidad desde una visión humanística, ética y moral. Por favor, respete y no agravie más con sus políticas mal llamadas sociales a los que no piensan como usted, pero que creen que haciendo hombres y mujeres mejores (no inmunodeficientes en valores) se consiguen sociedades más humanas y más justas.

Profam

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