Tienen DNI y por tanto, nacionalidad española. Pero son a todos los efectos- marroquíes: mantienen la religión islámica y su centro de referencia vital es Marruecos, no España. Pero como el derecho es el derecho, han aprovechado la coyuntura para buscar un futuro mejor. Y nada mejor que el Ejército como instrumento para progresar social y económicamente.
Cuando llega el ramadán, las tropas españolas de origen marroquí, se piden su mes de vacaciones. Es sagrado y las autoridades castrenses lo permiten. No ocurre lo mismo con las fiestas cristianas de Navidad. A muchos les gustaría tomarse entonces su mes de vacaciones. Pero, ¿cómo les vamos a dejar a ellos los cuarteles?, se preguntan. La sospecha existe, porque su fidelidad no está garantizada. Serán la punta de lanza cuando Marruecos decida dar un golpe de efecto y quedarse con Ceuta y Melilla. Y según el delegado del gobierno para la Alianza de las Civilizaciones, Máximo Cajal, la entrega de Ceuta y melilla están en la agenda de las relaciones bilaterales entre España y Marruecos para el mediano plazo.
Lo mismo ocurre con la Guardia Civil. Muchas de sus patrullas son de origen marroquí. Y son precisamente los que se encargan de hacer las patrullas conjuntas junto a la gendarmería marroquí. ¿Conjunta? Hemos puesto a la zorra a cuidar del gallinero y ahora no sabemos cómo dar marcha atrás.