Hay películas que encogen el corazón desde la primera secuencia. Omagh es una de ellas porque recrea los acontecimientos y las secuelas del atentado reivindicado por el denominado IRA auténtico, el 15 de agosto de 1998, en plenas negociaciones para el proceso de paz de Irlanda del Norte. En ese atentado murieron treinta y una personas, entre ellas un niño español.
El director Peter Travis cuenta lo que ocurrió aquel fatídico día pero también la lucha por descubrir la verdad por parte del Grupo de Apoyo y Autoayuda de Omagh (fundado por los familiares de las victimas). En el primer plano de esta historia, y como hilo conductor, sitúa a Michael Gallagher, y su familia, que sufrieron la pérdida de su hijo Aiden en aquella terrible matanza.
La película es un prodigio en la narración de los hechos y delicada en el tratamiento y la traslación a la pantalla de las familias afectadas por la tragedia. Además, para dar más autenticidad al relato, Travis optó por filmar todo el metraje con cámara al hombro lo que aporta una textura que tiene apariencia de documental.
Omagh supone una experiencia única para reflexionar sobre una de las lacras más sangrantes de la actualidad: el terrorismo.