Los manifestantes israelíes también sufren síndrome de Estocolmo. Este fin de semana ha crecido el número de los que reclaman a Benjamín Netanyahu, un personaje del que creo haber dicho que no me cae muy simpático, que detenga la guerra para que los rehenes israelíes vuelvan a casa. 

Relacionado

Les comprendo, pero también comprendo al premier israelí, sabedor de que, si ahora cede, habrá nuevas matanzas de Hamas como la del 7 de octubre. De hecho, los terroristas que controlan Gaza sabrán entonces que si vuelven a violar, matar y secuestrar... siempre podrán ganar con el ensañamiento con el débil lo que pierden cuando se trata de enfrentase abiertamente al enemigo.

¿Una decisión valiente es ceder al chantaje de Hamas: o detienes la guerra o no te devuelvo a los rehenes?

En el entretanto, nadie se acuerda de Armenia, de Sudán, de los cristianos perseguidos en medio mundo (India, China, Paquistán, Nigeria) ni de los propios católicos da Tierra Santa. ¿Para qué? Sólo son cristianos, como nosotros

Pero hay algo igualmente grave. En España, parroquias y universidades han montado su 'show' frente al genocidio. El mortecino Podemos ve aquí en otra posibilidad de renovar la gamberrada del 15-M que les llevó la poder. Y Yolandísima, cada día más apagada, secunda a los podemitas porque si no su radicalizada parroquia le va a quitar el voto. 

En el entretanto, nadie se acuerda de Armenia, de Sudán, de los cristianos perseguidos en medio mundo (India, China, Paquistán, Nigeria) ni de los propios católicos de Tierra Santa. ¿Para qué? Sólo son cristianos, como nosotros.

Relacionado