- Y la segunda batalla será la educación religiosa de la Infanta Leonor.
- Y en este punto estamos entre el sí y el no. SM doña Letizia insiste en que no reciba formación cristiana.
- Esperemos que la monarquía aconfesional no acabe en monarquía vacía.
- Ahora los cortesanos, incluidos los periodistas cortesanos, son progresistas: ¡Jo!
Felipe VI (en la imagen junto a su padre) se compromete con su nuevo cargo -no voy a entrar en la contradicción de un juramento ante un texto legal como es la Constitución, y no ante la Biblia- son presencia de un crucifijo o una biblia, como hizo su padre, porque va a ser un rey aconfesional. Esperemos que esa aconfesionalidad no signifique lo que suele significar: expulsar al cristianismo de la vida pública y recluir la fe a la conciencia particular. Dicho así queda bien, pero conste que eso lo único que significa es prohibir la libertad de expresión a los cristianos que siguen siendo mayoría en España. Me temo que este es Felipe VI.
Aseguraba el periodista Fernando Rayón que si el nuevo rey es el miembro más popular de la Familia Real es porque "conecta con la nueva generación". La popularidad es voluble y no deja de recordarme aquello que decía Felipe González cuando contraponían su buena imagen pública a la pésima imagen del entonces presidente en ejercicio, Rodríguez Zapatero: "Eso es porque la gente ya se ha olvidado de las barbaridades que hice". Ahora Felipe VI ha dejado de ser el heredero al trono para convertirse en Rey en ejercicio.
Y es que los nuevos cortesanos, también los periodistas cortesanos, que exhibe televisión son progresistas. Ejemplo, Fernando Ónega, un gran periodista, por otra parte, es un prototipo del tan aludido cambio de España desde la coronación de Juan Carlos I a la proclamación de Felipe VI, que ha pasado del franquismo al progresismo, que es, en efecto, lo que ha cambiado en España -¡Pobre España!- durante los 14.000 días de reinado de Juan Carlos I. En resumen, que Cristo ha sido expulsado de la vida pública.
Nos asegura Ónega que la ley sálica es la clave de la modernidad. Vamos, que habrá que cambiar la norma de prelación del varón respecto a la mujer para reinar. Hombre, Ónega, si es la clave estaríamos ante una clave tramposa. Porque esa modernísima reforma legal se aprobará ahora, cuando Felipe VI ya ha sido proclamado o coronado, como prefieran. Si no se ha hecho antes es, precisamente, para evitar, de forma muy conservadora y antimodernista, que la Infanta Elena, primogénita de los Reyes, fuera proclamada Reina de España y el muchacho Froilán Príncipe de Asturias. O sea, que menos coñas.
Rayón insiste en que se ha hecho "todo muy rápido pero bien, como debe hacerse en una democracia". ¿Quién lo ha dicho, Fernando ¿Acaso lo que distingue a la democracia tiene que ser el estrés No hombre la sucesión se ha hecho a toda velocidad, no por austeridad democrática, sino para que Felipe VI pudiera ser proclamado con los votos del PSOE, antes de que se marche Rubalcaba, y que no sea el rey 'coronado' por el Partido Popular.
En cualquier caso, Felipe VI comienza su reinado apartando a Cristo de su vida pública. Y me temo que la batalla que se avecina ahora es la de la formación -cristiana o no- de la futura reina, esa cría encantadora llamada Leonor. SM la Reina doña Letizia insiste en que no se la eduque cristianamente, porque la nueva reina no le gustan los curas, qué le vamos a hacer. Al menos, el aconfesional Felipe VI sí fue educado como cristiano, haya aprovechado mucho o poco esa formación en la fe.
Este es Felipe VI, un rey progre, que pretende hacer monárquicos a los progres, tarea en que no le auguro mucho éxito. Pero lo grave es lo otro: lo grave es haber apartado a Cristo de la vida pública. Empezando por el juramento: ¿por qué jura si no lo hace ante el Rey de Reyes Una contradicción muy progresista.
¿La esperanza Que Felipe VI cambie, que se recristianice.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com