Hace algunos meses el presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás, sugería que los bancos afectados por las ayudas de Estado al sistema financiero recurrieran a la Comisión de Competencia. Y es que los Estados se habían lanzado a ayudar a sus bancos quebrando las reglas de competencia y levantando de nuevo los muros nacionales que habían costado décadas derribar.
Algunos bancos como el ING recibieron inyecciones millonarias de Holanda a cambio de que centraran la concesión de crédito en el país. Es sí, compitiendo deslealmente en el resto de la UE en la captación de depósitos. Otros, quedaron mejor colocados tras las ayudas recibidas de los bancos que sí que habían hecho los deberes y no necesitaron inyección de capital.
Al final, según el presidente de DB España, Rodríguez Pina, se ha impuesto la cordura y la comisaria de Competencia ha empezado a requerir a las entidades ayudadas a que desinviertan para que no compitan en desigualdad de condiciones. Se están empezando a exigir sacrificios a las entidades ayudadas. Pina observa una mayor exigencia vigilancia por parte de Kroes. Según informa, RBS está siendo sometido a grandes controles. No así el DB que no ha necesitado ayudas, señala. Falso. El DB no sólo ha necesitado ayudas sino que el Estado alemán bloqueó la posible entrada de capital extranjero en el DB. Capitalismo, se llama.
Por último, Rodríguez Pina interpreta las palabras del presidente de la AEB, Miguel Martín, como el discurso de una patronal saludable que observa con recelo los salvamentos de terceros países que generan competencia desleal. Asimétrica dice él. La reestructuración ordenada pasa por salvaguardar el sistema y los depósitos, dejar caer los títulos, pero salvar el sistema.