Nominada a diez Oscar, y presuntamente favorita a ser la gran triunfadora de este año, La gran estafa americana demuestra que el director David O. Russell es, actualmente, el director mimado de Hollywood porque, como en su anterior largometraje, El lado bueno de las cosas, La gran estafa americana, aunque muy bien rodada y narrada está sobrevalorada. Les explicamos nuestras razones.
Como bien indica un rótulo nada más empezar la película: "algo de esto ha ocurrido en realidad", La gran estafa americana está inspirada, libremente, en una operación auténtica contra la corrupción política llevada a cabo por el FBI a finales de los años 70 en Estados Unidos.
El protagonista es un estafador llamado Irvin Rosenfeld que se dedica, entre otras ocupaciones, a falsificar cuadros, quien encuentra la horma de su zapato cuando conoce a una "jetas" atractiva y muy inteligente llamada Sidney Prosser que pronto se convierte no sólo en su amante sino en su socia…Pero la fulgurante carrera delictiva que lleva esta pareja se frena cuando son detenidos por un ambicioso agente del FBI, Richie Di Masio, que les obliga a colaborar con él para "trincar" a peces gordos de la política mediante todo tipo de engaños…Todos están metidos hasta el cuello en esta farsa salvo la esposa del pillo Irving, una auténtica "metepatas" de personalidad inestable.
El mejor ingrediente que tienen las películas de Russell: el humor y la forma original y fresca de narrar, vuelven a estar presentes en esta comedia de timadores; al igual que su excelente dirección de actores a los que sabe extraer lo mejor de sí mismos, en esta ocasión: Christian Bale, Amy Adams, Bradley Cooper y Jennifer Lawrence…También es muy "resultona" la banda sonora y la ambientación "setentera" (aunque no acaban de estar justificados los continuos escotes "ombligueros" de Amy Adams). No obstante hay un par de "peros" que ponerle a esta aplaudida película: en algunos momentos resulta confusa por el desfile interminable de personajes y se extiende demasiado en su metraje.
Por lo tanto, La gran estafa americana es una propuesta entretenida y simpática pero, en ningún caso, la mejor película del año.
Para: Los que les vayan las películas de timadores narradas con brío