El atentado de Egipto contra una Iglesia cristiana provoca 21 muertos
Provoca la denuncia de Benedicto XVI: El laicismo y el fundamentalismo amenazan la libertad religiosa elemento imprescindible en un Estado de Derecho asegura el Papa. Parece claro que hemos entrado en una era martirial.
El año 2011 se estrena con cristofobia: un terrorista suicida asesinó a no menos de 21 personas en Egipto, cristianos en su mayoría, en un atentado contra un templo cristiano en la ciudad de Alejandría (Egipto), una de las grandes sedes teológicas de la Iglesia primitiva, contra un templo copto.
El salvaje atentado egipcio inaugura un año precedido por ataques, cada vez más sangrientos, contra los cristianos en Paquistán, Iraq, Nigeria, Sudán, Egipto y, especialmente, China, ataques directos en los que los panteístas orientales o los musulmanes de medio Oriente ya ni se preocupan en buscar excusas. El cerco a la Iglesia avanza.
Todo ello ha llevado al Papa una vez más- a hablar de la patente persecución contra los cristianos y a convertir la Jornada Mundial de la Paz y la Maternidad Divina de María (1 de enero), en una denuncia sobre la falta de libertad religiosa en el mundo. Asegura Benedicto XVI, desde Roma, que los cristianos no podemos ceder al desaliento, aunque la fidelidad a Cristo exija heroísmo. Nadie ha dicho que la vida cristiana sea fácil.
Pero el enemigo no está en el fundamentalismo oriental sino en el laicismo occidental. Vamos, que el enemigo está dentro. Interesantísima la crónica primera de El País sobre el atentado de Alejandría, en búsqueda de la equidistancia entre víctimas y verdugos. Ojo al dato conclusivo del cronista: La escalada de tensión sectaria puede hacer de los cristianos un señuelo azuzable a conveniencia. Lo que importa, al parecer, es la estabilidad social y que esos cristianos tan lamentables lloren a sus víctimas y se queden calladitos.
Lo cierto es que entramos en una era martirial y que el mayor enemigo del cristiano ya no es el fundamentalismo islámico u oriental sino el laicismo occidental.
Eulogio López
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