La abolición en 1964, de la enseñanza religiosa en las escuelas holandesas, ha dado sus frutos: el 41% de la población no sigue ninguna religión, el 58% ignora el significado de la Navidad; y sólo un 7% de católicos son practicantes.
Sin embargo, parece que su secularización ha tocado fondo. Si en 1968 no salió ni un solo sacerdote del seminario de Haarlem-Ámsterdam, hoy ya hay 45 seminaristas y se ordenan 15 sacerdotes nuevos cada año. El obispo de Haarlem-Ámsterdam, señala que su escuela católica no puede cubrir todas las demandas de inscripción y cada año cientos de personas reciben el bautismo de adultos.
Además, inmigrantes cristianos están reintroduciendo los crucifijos en las escuelas católicas. Muchos holandeses son reacios a la tolerancia frente al tráfico sexual o las drogas blandas. Por su parte, el ayuntamiento de Ámsterdam obligará a los prostíbulos a cerrar de cuatro a ocho de la mañana, y prohibirá la prostitución de menores de 23 años, medidas que corroboran que el barrio rojo ya no es lo que era: muchos prostíbulos van siendo sustituidos por locales comerciales.
Pili S. Montalbán