Los empresarios han despedido a mansalva a millones de trabajadores, unos porque los bancos y cajas, junto a los gobiernos central y autonómicos les han negado los prestamos necesarios para soportar esta crisis, y otros aprovechando que el Guadalquivir pasa por Córdoba y el Gobierno Zapatero les ha facilitado el despido barato, pues así nos encontramos, con más de cuatro millones y medio de personas sin un puesto de trabajo.
El Gobierno no ha despedido, pero sí que ha recortado los salarios, no ya sólo el de funcionarios, sino también el de los empleados públicos que no son funcionarios.
Mientras esto ocurre los bancos y cajas reciben dinero de nuestros impuestos, a la chita callando, el Euribor hace siete meses que, uno detrás del otro, está subiendo, y así sube la cuota de las hipotecas, cuyo resultado son unos doscientos desahucios diarios por falta de pago, o sea, que las entidades bancarias se quedan con el dinero que les da el Gobierno, con el de esos cientos de miles de familias que han pagado de la hipoteca durante años, se quedan con sus casas, y encima estas familias están embargadas de por vida, y al mismo tiempo que todo esto ocurre los bancos siguen teniendo beneficios.
¿Se conforman con esto? ¡No! Ahora resulta que mientras el IPC ha subido un tres por ciento a los trabajadores se les pide que se congelen sus ya bajos sueldos (si los comparamos con Alemania, Francia, etc) un ejemplo: la Nisán.
Si seguimos así kunta kinte vivió en un paraíso ¿Qué más quieren?
Miguel Dueñas Muñoz