Artur Mas se parece a los de Greenpeace, que ahora cuentan con un herido por interponerse en las tareas de prospección petrolífera de Repsol en Canarias.

La técnica de esta pacifista violencia (no hay nada que haya provocado más guerra que el pacifismo a lo largo de la historia humana) es muy sencilla. Mi protesta es pacífica: no te ataco pero te impido tu derecho a caminar -o a navegar-. Así que te pongo en el brete de arrollarme, pero si me arrollas, tú serás el violento porque mi protesta era 'pacifica'.

Y así podríamos enumerar decenas de ejemplos de esta violencia pacifista. No te golpeo pero te impido acudir a tu trabajo salvo que me apartes.

No me rebelo con las armas pero sí con el incumplimiento de las normas, con el que te fuerzo a que me eches encima a jueces y policías, siempre coercitivos, con lo que podré criticar tu carácter violento y agresivo. Vamos, que me haré la víctima.

No te doy un sopapo pero te insulto, injurio y calumnio, hasta dejar tu honor y tu prestigio por los suelos, por no hablar de tu autoestima.

No te obligo a abortar pero te lo pongo imposible para dar a luz y criar a tu hijo (por ejemplo con bajos salarios), al tiempo que te facilito y financio la 'operación' para cargártelo.

O puedes pensar lo que quieras y profesar las convicciones que quieras, pero ya nos preocuparemos nosotros de silenciarte, ninguneándote y evitando que poseas influencia en cualquier foro o medio relevante. Por ejemplo, si consideras que la homosexualidad es antinatural… que lo es.

Puedes creer lo que quieras y practicar la confesión religiosa que quieras pero si eres cristiano recuerda que eres un ultra y que tus convicciones son antidemocráticas, por lo que deberás ser perseguido… en nombre de la democracia.

Puedes denunciar lo que quieras pero si te atreves a cuestionar lo políticamente correcto, te llevaremos a los tribunales, la mejor forma de ejercer violencia que existe hoy en día.

Puede educar a tus hijos como quieras pero si no lo haces como pretende la atmósfera dominante puedes ir a la cárcel, ser acusado de malos tratos o, lo peor de todo: quitarte a tus hijos.

Y así podríamos seguir citando ejemplos. Los pacifistas sitúan al prójimo en situaciones límite, en las que éste, por motivos de justicia o de legítima defensa se ve obligado a imponer -por vía violenta- sus derechos.

Los pacifistas son muy violentos. Emplean el método Greenpeace pero, eso sí, se trata de una violencia progresista.

Hispanidad

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