El actual secretario de Organización tiene claro que será candidato a La Moncloa
Candidato socialista... para convertirse en líder de la oposición. Es la venganza de ZP sobre el Felipismo. Pero Rubalcaba no lo acepta y se apropia de la baza terrorista.
Según Zapatero, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, sólo su esposa Sonsoles y un militante socialista sabían si se iba a presentar a las próximas elecciones.
Lo primero: el candidato no se elige a sí mismo, le elige el Partido. Si el candidato controla el aparato no hay ningún problema, pero no es el caso. El felipismo no ha colocado a Alfredo Pérez Rubalcaba (si les das las espalda, te la clava) para que ejerza de presidente y no sea candidato. Él, desde luego, quiere serlo.
Y lo más importante, Zapatero no se presentará para perder. Prefiere marcharse fuera de España a un cargo en organismos multinacionales, cargo que ya se está trabajando.
En cualquier caso, el desconocido militante socialista, y aspirante a candidato presidencial por el PSOE, si es que dependiera de ZP tal designación, sería Marcelino Iglesias, presidente de Aragón durante 12 años y ahora elevado al a la secretaría de Organización del PSOE en sustitución del desastre Pajín (en los mentideros políticos españoles ya no se dice, por cojones, sino "por pajines").
Iglesias es un hombre moderado, de buena presencia, sin estudios superiores (como Pepiño Blanco), no quemado en Madrid y, eso sí, considerado sensato. No tiene la obsesión anticlerical y feminista de ZP y es capaz de convivir con sindicatos y con empresarios. Por ejemplo, es conocida su buena relación tanto con la vieja guardia felipista como con empresarios como Manuel Pizarro o César Alierta.
Pero lo más importante: es muy consciente de que sería un candidato para perder las elecciones y quedarse como jefe de la oposición. Nombrado por Zapatero, pero para liquidar la desgraciada etapa zapaterista.
Naturalmente, el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, no está por la labor. Quiere ser él quien lidere las listas del PSOE. Así se ha apropiado de la idea de ZP de pasar la historia como el pacificador de Euskadi. Rubalcaba sigue manejando los medios como nadie. Convoca reuniones con periodistas para leerles la hoja de ruta. De la última surgió la noticia de que ETA presentaría en breve su esperado mensaje de tregua definitiva. A cambio, se intentará que los proetarras participen en las próximas municipales, es decir, en el mundo político. En cualquier caso, Rubalcaba quiere ser candidato y, a diferencia de Iglesias y de ZP, aún cree que se le puede dar la vuelta a las encuestas y vencer en 2012. El vicepresidente asegura que también el 10 de marzo de 2004 el vencedor seguro era Mariano Rajoy.
Además, Rubalcaba todavía puede aliarse con otros candidatos a La Moncloa, como Carme Chacón, para detener la nominación de Marcelino Iglesias como sucesor. Eso sí, los felipistas saben que, ahora mismo, ZP todavía tiene fuerza en el PSOE para asegurar la candidatura de Iglesias y, en cualquier caso, es él quien puede acortar la legislatura.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com
Candidato socialista... para convertirse en líder de la oposición. Es la venganza de ZP sobre el Felipismo. Pero Rubalcaba no lo acepta y se apropia de la baza terrorista.
Según Zapatero, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, sólo su esposa Sonsoles y un militante socialista sabían si se iba a presentar a las próximas elecciones.
Lo primero: el candidato no se elige a sí mismo, le elige el Partido. Si el candidato controla el aparato no hay ningún problema, pero no es el caso. El felipismo no ha colocado a Alfredo Pérez Rubalcaba (si les das las espalda, te la clava) para que ejerza de presidente y no sea candidato. Él, desde luego, quiere serlo.
Y lo más importante, Zapatero no se presentará para perder. Prefiere marcharse fuera de España a un cargo en organismos multinacionales, cargo que ya se está trabajando.
En cualquier caso, el desconocido militante socialista, y aspirante a candidato presidencial por el PSOE, si es que dependiera de ZP tal designación, sería Marcelino Iglesias, presidente de Aragón durante 12 años y ahora elevado al a la secretaría de Organización del PSOE en sustitución del desastre Pajín (en los mentideros políticos españoles ya no se dice, por cojones, sino "por pajines").
Iglesias es un hombre moderado, de buena presencia, sin estudios superiores (como Pepiño Blanco), no quemado en Madrid y, eso sí, considerado sensato. No tiene la obsesión anticlerical y feminista de ZP y es capaz de convivir con sindicatos y con empresarios. Por ejemplo, es conocida su buena relación tanto con la vieja guardia felipista como con empresarios como Manuel Pizarro o César Alierta.
Pero lo más importante: es muy consciente de que sería un candidato para perder las elecciones y quedarse como jefe de la oposición. Nombrado por Zapatero, pero para liquidar la desgraciada etapa zapaterista.
Naturalmente, el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, no está por la labor. Quiere ser él quien lidere las listas del PSOE. Así se ha apropiado de la idea de ZP de pasar la historia como el pacificador de Euskadi. Rubalcaba sigue manejando los medios como nadie. Convoca reuniones con periodistas para leerles la hoja de ruta. De la última surgió la noticia de que ETA presentaría en breve su esperado mensaje de tregua definitiva. A cambio, se intentará que los proetarras participen en las próximas municipales, es decir, en el mundo político. En cualquier caso, Rubalcaba quiere ser candidato y, a diferencia de Iglesias y de ZP, aún cree que se le puede dar la vuelta a las encuestas y vencer en 2012. El vicepresidente asegura que también el 10 de marzo de 2004 el vencedor seguro era Mariano Rajoy.
Además, Rubalcaba todavía puede aliarse con otros candidatos a La Moncloa, como Carme Chacón, para detener la nominación de Marcelino Iglesias como sucesor. Eso sí, los felipistas saben que, ahora mismo, ZP todavía tiene fuerza en el PSOE para asegurar la candidatura de Iglesias y, en cualquier caso, es él quien puede acortar la legislatura.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com