• Qué Gobierno, éste que nos venda doña Soraya Sáenz de Santamaría: ¡Cómo sacude al defraudador! ¡Cómo castiga al que no defrauda!
  • Por miedo a la dictadura de los hermanos Castro, el PP vendió a Carromero y no investigó el presunto asesinato de Oswaldo Payá, pero ahora concede la nacionalidad española a su familia.
  • El Gobierno se pone firme con Gibraltar: carta de protesta a la embajada de Reino Unido en España: ¡Homérico!
  • La reformita de Gallardón continúa en tiempo, que no en forma. El aborto seguirá siendo sagrado en España. 

Este Gobierno nos fríe a impuestos pero, además, es un monstruo en la lucha contra el fraude fiscal y laboral. Es más, en este capítulo merece un sobresaliente. Y dedica a ello buena parte de su jornada laboral.

Por ejemplo, los ministerios de Hacienda, Trabajo e Interior (éstos por si acaso se rebelan los defraudadores y hay que hacer uso de la fuerza). La vicepresidenta portavoz, inefable Soraya Sáenz de Santamaría (en la imagen junto a la inistra de Sanidad, Ana Mato) nos explica que, desde que hace 18 meses se puso en práctica el plan contra el fraude (1 de enero de 2012-30 de junio de 2013). Se han coronado las siguientes cimas:

1.- Unos 16.500 millones de euros en ingresos por dinero ubicado en el exterior, con un impacto -por las bases fiscales descubiertas- de más de 22.000 millones y capital aflorado -que podría sumergiese de nuevo, no nos engañemos- por 82.000 millones de euros.

2.- Más de 6.100 millones de euros ahorrados en fraude a la Seguridad Social.

3.- Nada menos que 500.000 fraudes por subsidio de desempleo, de 131.000 defraudadores, lo que ha permitido ahorrar 3.161 millones de euros.

Vamos, que somos un país de tramposos. Ojo, los pocos defraudadores en el exterior, gente con posibles, le roban mucho más al conjunto de la ciudadanía que los pobres que trabajan en negro y cobran subsidio de desempleo, por ejemplo. Pero da igual, somos unos tramposos: si no roban a lo peor es porque no pueden.

Eso sí, al señor Rajoy y a su mano derecha, Sáenz de Santamaría, así como al titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, no les tiembla el pulso a la hora de machacar a las clases medias con impuestos.

Más novedades en el Consejo de Ministros del viernes 11. Ley de protección al consumidor, presentada por la ministra Ana Mato, siempre pegada a la vicepresidenta para no caerse. Es la clásica norma que evoca aquello de que quien hizo la ley hizo la trampa. Pero no está mal.

Lucha contra los 902 con la que las empresas marean a sus clientes, intentos para los fraudes en el comercio electrónico, los sobrecostes por trasportes, la falta de trasparencia en las facturas, etc. Bien, pero poca cosa.

Más decisiones. La vicepresidenta se pone solemne -lo hace cada cinco minutos- y exhala que el Gobierno ha decidido conceder la nacionalidad española a tres miembros de la familia de Oswaldo Payá. Tiene bemoles la copla.

Por miedo a la dictadura de los hermanos Castro, el PP vendió a Carromero y no investigó el presunto asesinato de Oswaldo Payá, pero ahora concede la nacionalidad española a su familia. Ya saben: el coraje es la marca de fábrica del PP.

Gibraltar. Rajoy, en su línea: coraje frente a la infamia. Tras los insultos del majadero de Fabián Picardo, pero insultos graves, la número dos del Ejecutivo nos informa de que han enviado cartas de protesta a la ONU y a la embajada del Reino Unido en Madrid (que, seguramente, ante tamaña alarma, no se marcharán de fin de semana). ¡Homérico!

Aborto. Le pregunta un periodista de un medio progre y, naturalmente, la abortista Soraya no tiene nada que responder: sólo que sigue el calendario para la reformita de Gallardón (un verdadero abortito. La reforma, no Gallardón). Es decir, que en España seguiremos contando con 120.000 infanticidios quirúrgicos anuales y con miles de embriones humanos en el congelador, en la nevera o utilizados como cobayas de laboratorio. ¡Qué grande es el PP! En plata, la reformita de Gallardón continúa en tiempo, que no en forma. El aborto seguirá siendo sagrado en España. 

Educación. Soraya como Wert, Wert como Soraya: tanto monta. La vicepresidenta, huérfana de argumentos, alude al fracaso escolar en España. Una idea nueva. No habla de cheque escolar, no habla de formación en las aulas y, sobre todo, ni por un momento se atreve a contrariar a la topicona periodista que le pregunta, y para quien "toda la comunidad educativa se opone a la ley Wert". ¿Toda la comunidad educativa Entonces, ¿por qué la inmensa mayoría de los padres españoles que puede elige llevar a sus hijos a un colegio privado y huyen de la escuela pública    

La cobardía del marianismo, supera a la de aznarismo. Y así les va.  

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com