Se integra la actividad, la política de riesgos y la marca Anuncio estrella a última hora de la mañana de este miércoles. Caja Navarra y Caja Canarias anuncian una fusión virtual que les convierte a la resultante en la 9ª caja por activos y la 6ª por resultados. Quedan separados los consejos de administración, es decir, las poltronas. Entre otras cosas, porque los consejeros de Caja Navarra son los miembros del Gobierno foral. Para despolitizar
En cambio se une todo: la actividad, la tecnología, la política de riesgos y hasta la marca. Y este último punto es el que resulta más llamativo porque aunque técnicamente sea una fusión virtual, en la práctica es una fusión más que real. En el fondo, dos aspectos: la ruptura de la LORCA, que podría provocar el recurso de algún ayuntamiento partícipe de Caja Canarias. Y sobre todo, la huida de Caja Navarra del proyecto de ser fusionada con las cajas vascas.
En cuanto a la OBS, se aplicará la Banca Cívica que ya estaba aplicando Caja Navarra. No es el consejo quien decide el destino de esos fondos, sino el propio cliente de la caja, que se convierte en decisor del destino de la OBS. Ahora, la resultante hará lo mismo. Por último, probablemente no estará muy contento el Banco de España que más que fusiones pretende reducir plantilla, es decir, despidos y cierre de oficinas. Y obviamente, las redundancias entre Navarra y Canarias son más bien mínimas.
Por otra parte, se mantiene el poder del Gobierno foral y el Canario sobre estas entidades. El problema es saber cuánto puede durar ese poder con una marca unificada. Digamos que representa un paso más dentro del proyecto del Banco de España de convertir a las cajas en bancos y de reducir el poder, todavia absoluto de las CCAA en estas entidades. Un paso más, pero no definitivo.
En cambio se une todo: la actividad, la tecnología, la política de riesgos y hasta la marca. Y este último punto es el que resulta más llamativo porque aunque técnicamente sea una fusión virtual, en la práctica es una fusión más que real. En el fondo, dos aspectos: la ruptura de la LORCA, que podría provocar el recurso de algún ayuntamiento partícipe de Caja Canarias. Y sobre todo, la huida de Caja Navarra del proyecto de ser fusionada con las cajas vascas.
En cuanto a la OBS, se aplicará la Banca Cívica que ya estaba aplicando Caja Navarra. No es el consejo quien decide el destino de esos fondos, sino el propio cliente de la caja, que se convierte en decisor del destino de la OBS. Ahora, la resultante hará lo mismo. Por último, probablemente no estará muy contento el Banco de España que más que fusiones pretende reducir plantilla, es decir, despidos y cierre de oficinas. Y obviamente, las redundancias entre Navarra y Canarias son más bien mínimas.
Por otra parte, se mantiene el poder del Gobierno foral y el Canario sobre estas entidades. El problema es saber cuánto puede durar ese poder con una marca unificada. Digamos que representa un paso más dentro del proyecto del Banco de España de convertir a las cajas en bancos y de reducir el poder, todavia absoluto de las CCAA en estas entidades. Un paso más, pero no definitivo.