Un amigo se enfadó un tanto porque monseñor Cañizares, nuevo obispo de Valencia, envió una 'circular' pidiendo que la gente no se pase a la hora de darse la paz en las Eucaristías.
Digo, porque en algunas celebraciones, más que un deseo de paz parece que estamos ante una declaración de guerra. Creo que tiene razón (Cañizares, no mi amigo), lo que ocurre es que, con la que está cayendo uno pensaría que entre las faltas de respeto la Eucaristía está fuera de una cuestión casi menor.
Este es el eje. La crisis de la Iglesia, la crisis de verdad, no pasará hasta que no tratemos al Santísimo como se merece el Dios Encarnado, cuando recuperemos, entre otras cosas, el asombro eucarístico.
¿Estamos ya en ello No, todo lo contrario. Vivimos en el sacrilegio permanente. Ergo, la crisis no ha terminado. En mi opinión se está agudizando. Y de qué forma.
Eulogio López
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