Tras varios años dedicado a la pequeña pantalla, el conocido director Steven Soderbergh regresa al cine para narrar un robo tan divertido como disparatado. Durante los primeros años de este siglo XXI, este cineasta era uno de los más admirados por títulos serios como Traffic, Solaris o Erin Brockovich. Luego vendrían Ocean's Eleven y sus secuelas que tanto dinero le han dado para acometer proyectos personales y de peor calidad. La suerte de los Logan nos presenta a Jimmy, un minero despedido de su trabajo que pasa malos momentos familiares, por lo que se le ocurrirá un plan descabellado para conseguir un botín de apuestas del circuito del Charlotte Motor Speedway durante una carrera de la Nascar. En esta aventura locuela le acompañarán su hermano manco (cuya ausencia de brazo dará lugar a irrepetibles momentos de humor negro), su atractiva hermana peluquera y un experto en demoliciones bastante extravagante que, para más inri, se encuentra ingresado en prisión. Como ha confesado el propio Soderbergh, este filme, a pesar de ir de robos, está en las antípodas de su conocida trilogía Ocean's donde los ladrones tienen estilo porque son unos auténticos macarras, pero caen simpáticos precisamente porque sus vidas son un verdadero desastre, porque nunca han tenido buenas oportunidades y son unos auténticos perdedores. Como es habitual en las películas de atracos el ingenio está presente en todo el desarrollo. En el mismo se aprecia un gran trabajo en la dirección de actores, donde el realizador vuelve a reunir un reparto coral lleno de populares intérpretes. Entre los actores con papeles más extensos destaca Daniel Craig que interpreta a un matón  de pelo oxigenado, que le aleja totalmente de su elegante encarnación del agente 007, pero con el que demuestra que, a pesar de su físico rudo e inexpresivo, también es capaz de provocar la carcajada en el espectador con sus inventos, digamos, "creativos". Mientras que Channing Tatum es el padre que lucha por estar más tiempo con su pequeña, cuya madre tiene la custodia, un asunto extrapolable a la vida.  Es el tema más serio de esta película puesto que, de principio a fin, La suerte de los Logan juega, lisa y llanamente, a divertir. Para: Los que vayan al cine a pasar un rato entretenido Juana Samanes