Fernando Grande-Marlaska es otro ejemplar de la factoría de ministros de Pedro Sánchez: gente que, por su actuación o condición, en algún momento, alcanzaron, confundiendo fama con prestigio, la popularidad.
El titular de Interior ofreció durante su comparecencia en el Congreso el estilo propio de este Gobierno: solo acierta cuando rectifica pero se niega a reconocer su rectificación. Así, en el caso de las plazas españolas en África, Ceuta y Melilla, ha pasado de festejar la entrada de 600 energúmenos (africanos de raza negra, no sur-saharianos, como nosotros no somos nor-saharianos, sino europeos), que hirió a una veintena de guardias civiles, y a presentarlos en TV como los desheredados que acoge ese hombre bueno que es Pedro Sánchez, a detener y expulsar ‘en caliente’ a los de la nueva hornada de asaltantes y encarcelar a los cabecillas de los 600 (aunque solo a dos).
El PSOE acierta cuando rectifica… tarde y mal. Porque ahora Rabat está contento y reducirá el chantaje a España
¡Ah!, y también rectifica Marlaska cuando promete aumentar los efectivos policiales en Ceuta.
Por cierto, ha bastado un día de mano dura para que los 600 desheredados de la fortuna, tan alabados en televisión, hayan proferido insultos a España, con la originalísima acusación de racismo.
Eso sí: se niega a reconocer que ha rectificado, que sus críticas a las concertinas y la política del anterior gobierno eran pura demagogia.
Por cierto, Marruecos está feliz con la nueva política. ¿Feliz porque España defienda su frontera? No, feliz porque su majestad Mohamed VI hace pasar por el aro al Gobierno Sánchez e intensifica su chantaje a España, que consiste en esto: si desislamizáis Ceuta y Melilla, ciudades de las que me quiero apropiar, os vuelvo a echar encima a los desesperados que se hacinan en mi frontera y a los que extorsiono a gusto… o resucito las mafias de las pateras (cuantitativamente mucho más grave).
El chantaje marroquí es este: si Madrid intenta desislamizar Ceuta y Melilla habrá nuevas oleadas de inmigrantes negros y más pateras
La rectificación que precisa la política migratoria del Gobierno se basa en dos cuestiones: no permitir, por la fuerza, el asalto a nuestras fronteras y llegar a un acuerdo con los países de origen de la migración para ayudarlos económicamente en su propio territorio. Eso sí es solidaridad. Porque la emigración, en sí misma, es mala. Lo peor es el exilio.
Más: Ceuta y Melilla son ciudades españolas. Habría que desislamizarlas. Si es caso, cerrando las fronteras con el Marruecos oficial. Aún falta rectificación.
Consejos vendo, que para mí no tengo: Sánchez ofrece ayuda a Colombia para gestionar la inmigración venezolana
Marlaska es un ministro-desastre del desastroso Gobierno Sánchez. Ha pasado de solidario a racista en siete días. Pero él asegura que no ha rectificado. Es la impronta del Gobierno Sánchez: nunca se equivoca, pero solo acierta cuando rectifica.
Y para mayor pitorreo, resulta que Pedro Sánchez, dede Colombia, ofrece ayuda al régimen de Bogotá para gestioanar la inmigración de venezolanos, que huyen del tirano Maduro, cada día más maduro como tirano. Consejos vendo, que para mí no tengo.