Antigua fábrica de El Caserío, en Mahón
El ‘made in Spain’ está en apuros. Es una de las consecuencias del desembarco de las multinacionales en nuestro país. En un mundo global y donde prima ganar dinero por encima de todo lo demás, las firmas no dudan lo más mínimo a la hora de llevarse la producción a otro lugar del planeta donde la fabricación sea más barata.
Bastarán unos pocos ejemplos: después de comprar El Caserío, Kraft trasladó la fábrica de Mahón a Bélgica y despidió a sus 215 empleados. Era diciembre de 2008. Otro: ¿Dónde se fabrican los geles de baño y jabones La Toja, los de toda la vida? Desde que en 2007, Schwarzkopf & Henkel cerrara la fábrica de La Coruña y despidiera a sus 147 trabajadores, se fabrican en Alemania y Eslovaquia.
La lista es larguísima y ha supuesto la eliminación, entre 2001 y 2016, de 9.205 puestos de trabajo directos y 54.228 indirectos
Misma suerte corrieron Rexona y Fairy, dos marcas del gigante Unilever, que hicieron las maletas y terminaron fabricándose en Inglaterra y Francia. Trident, por su parte, tras despedir a sus 170 empleados, trasladó la fábrica de Barcelona a Polonia. Más recientes (2016) son los casos de Lauki, que cerró la planta de Valladolid y echó a 85 trabajadores, y de Mondélez (Lu, Príncipe, Fontaneda…) que clausuró la fábrica, también en Valladolid, y cerró las oficinas de Barcelona. En total, 367 empleados despedidos.
La lista es larguísima y ha supuesto la eliminación, entre 2001 y 2016, de 9.205 puestos de trabajo directos y 54.228 indirectos. No es mucho si lo comparamos con los empleos perdidos durante la crisis, ciertamente. Ahora bien, una característica de esta deslocalización es que se ha producido, sobre todo, durante los años de bonanza. Concretamente, el 45% de los despidos se produjeron entre 2001 y 2007.
Es la otra cara de la moneda de las marcas blancas o, si lo prefieren, de las marcas fagocitadas por las grandes distribuidoras. Así, mientras las multinacionales se llevan sus marcas a otros países, las distribuidoras presionan a los proveedores locales para ajustar costes y vender a precios competitivos.