• El premio reconoce "sus esfuerzos" para llegar a un acuerdo con la guerrilla, el mismo acuerdo que ha molestado a los colombianos (ganó el no).
  • Esos acuerdos, explican los provida y profamilia, "nos iban a meter el aborto, porque se comprometieron a aplicar de manera total los protocolos de CEDAW".
  • No se menciona a la familia, la más afectada por la violencia, y en todas las partes del texto se menciona la perspectiva de género y al colectivo LGTBI.
  • El abogado colombiano Juan Camilo Ramírez explica que el plebiscito abría por "la puerta de atrás, nuevas disposiciones en la Constitución".
  • Sostiene también que el texto "no promovía una disminución real de la violencia" y que carece de medidas para constatar "la reducción del narcotráfico".
El premio Nobel de la Paz 2016 ha recaído sobre Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, por «sus esfuerzos para poner fin la guerra civil de más de cincuenta años en el país, una guerra que ha costado la vida a por lo menos 220.000 colombianos y desplazado a seis millones de personas», anunció este viernes en Oslo (Noruega) la presidenta del Comité, Kaci Kullmann Five. "El hecho de que la mayoría de los votantes hayan dicho que no al acuerdo no quiere decir que el proceso de paz haya terminado", ha asegurado la portavoz del comité de los premios que ha anunciado el galardón. Y es que el 50,21% del electorado colombiano que fue a votar rechazó un texto de 297 páginas cuyo contenido suscitó gran polémica entre amplios sectores de la sociedad colombiana que acusaban también al gobierno del presidente Santos de claudicación ante la guerrilla. Y también se le acusa a Santos y a las FARC de tratar de colar, por la puerta de atrás, el aborto y la ideología de género con el acuerdo. Lo cual no deja de resultar paradójico con el Premio recibido por Santos, pues no es precisamente 'paz' lo que encuentran los niños asesinados en el vientre de sus madres… Lo explican muy bien los colombianos defensores de la vida y la familia, según publica Aciprensa. Por ejemplo, Jesús Magaña, de la plataforma Unidos por la Vida de Colombia, explica: muchos grupos católicos promovimos el 'no' porque se introdujo la ideología de género como un eje transversal de todos los acuerdos. No se mencionaba una sola palabra sobre la familia, que fue la principal afectada por toda esta violencia de tantos años: tantas familias desplazadas, destrozadas, tantos niños tomados por la guerrilla". "En cambio, en todas partes se mencionaba la perspectiva de género, mujeres, niños, niñas, y comunidad LGTBI (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales)". Lo más grave, advirtió el líder pro-vida, "es que se estaba buscando que los acuerdos tuvieran rango constitucional", pactándose "como un acuerdo internacional, que no tenía razón de ser". "Nos iban a  meter la ideología de género en grado de un derecho constitucional, que no ha sido en ningún momento votado por la ciudadanía", dijo. Además, señaló, con los acuerdos de paz firmados por el gobierno de Colombia y las FARC "nos iban a meter el aborto, porque comprometieron a aplicar de manera total los protocolos de CEDAW, la Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer, que en realidad es todo un trabajo que se viene haciendo desde hace muchos años en Naciones Unidas para imponer el aborto en todos los países, entre otras cosas". Al tiempo que se promovía esto, criticó, "nunca se mencionó el tema de los secuestrados, sino que sencillamente se hablaba de las víctimas, pero no se hablaba de secuestros, no se hablaba de violaciones, no se hablaba de la cantidad de secuestros de niños que las FARC tomaban a los padres de familia en el campo para volverlos carne de cañón de la guerrilla". Para la diputada Ángela Hernández, la primera emoción tras la victoria del 'No' ha sido de "inmensa alegría, inmensa felicidad, porque el pueblo colombiano es el gran ganador de esta jornada". El voto ganador el 2 de octubre, dijo, fue "el voto de fe, el voto de los creyentes", con el que se rechaza "un proceso donde no esté la familia, donde no se reconozca a Dios, porque todo lo que se reconoce es el marxismo, el socialismo de las FARC, y excluyen de todos los acuerdos y de todas las cosas a las comunidades de fe". "Por el contrario, dicen que van a crear un comité de justicia para investigar a los que generen odio y a quienes victimicen a los grupos LGTBI. A los primeros que van a poner ahí son a los cristianos porque hablamos de frente acerca del homosexualismo", advirtió. Por su parte, el abogado provida colombiano Juan Camilo Ramírez, señaló en Aciprensa que "de las 297 páginas (del documento), al menos 83 estaban destinadas al llamado 'lenguaje incluyente', ese lenguaje que habla de 'ciudadanos y ciudadanas', 'niños y niñas', y que lo que busca es transmitir la idea de que el idioma español es un idioma machista que busca ser intolerante, lo cual no es cierto". Además, dijo, el objetivo del texto era crear un lenguaje complejo "para impedir la comprensión real de las disposiciones que contenía". Asimismo, "entre las normas que se iban a acoger en nuestra constitución por vía del plebiscito, se incluía la adopción total de la CEDAW (la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, aprobado por la Asamblea General de la ONU en el año 1979) que en última instancia busca amparar y fortalecer el aborto". "En Colombia nosotros no tenemos una ley que permita el aborto, pero con este plebiscito se iban a introducir estas disposiciones en nuestra constitución por la puerta de atrás". Además, "el acuerdo preveía el apoyo económico y político a organizaciones que promueven los derechos de la comunidad LGTB. Sin duda, nosotros no tenemos nada en contra de eso, pero no había ninguna razón objetiva por la que este tipo de disposiciones estuvieran incluidas en los acuerdos". Ahora se abre una nueva etapa en el proceso de negociaciones llena de incertidumbres, pero también de nuevas oportunidades. "Hay que volver a realizar el acuerdo –ha señalado Ramírez–. Sin duda, lo primero que hay que hacer es quitarle todas menciones a la ideología de género, porque eso no tiene ningún sentido en un acuerdo de esta naturaleza, e insistir en mecanismos que realmente disminuyan la violencia con el narcotráfico". El abogado explica además que el acuerdo "no iba a promover una disminución real de la violencia en Colombia porque no contenía ninguna medida concreta que verificara una disminución real del problema del narcotráfico", ha asegurado. José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com